La trinidad es un término teológico utilizado para definir a Dios como una unidad indivisa manifestada en la naturaleza trina de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. La Trinidad se considera una doctrina cristiana distintiva sobre un misterio divino que va más allá de la compresión humana y sólo se puede considerar mediante revelación escritural. La Trinidad es un concepto bíblico que expresa el carácter dinámico de Dios; no es una idea griega procedente de especulaciones filosóficas ni religiosas impuestas a las Escrituras. Si bien el término “Trinidad” no aparece en la Biblia, en todo el Nuevo Testamento se observa la estructura trinitaria para afirmar que Dios se manifiesta a través de Jesucristo por medio del Espíritu Santo.
¿Qué creen los cristianos sobre la Trinidad? En forma sencilla, los cristianos creen que: Hay un solo Dios, y este único Dios existe como una esencia en tres Personas. Las tres personas son: Dios Padre, Dios Hijo (Jesucristo), Dios Espíritu Santo. Las Personas son distintas: El Padre no es el Hijo, El Hijo no es el Espíritu Santo, El Espíritu Santo no es el Padre. Los primeros cristianos usaron este diagrama para explicar la Trinidad:
Dios es un Ser divino, absolutamente perfecto en tres Personas. Su ser es lo que Dios es a diferencia del universo que él creó. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son llamados Personas porque se relacionan entre sí de manera personal. 1 Dios en 3 Personas. El Padre es Dios – la primera persona de la Trinidad, El Hijo es Dios – la segunda persona de la Trinidad, El Espíritu Santo es Dios – la tercera persona de la Trinidad.
¿Por qué los cristianos creen en la Trinidad? La Biblia enseña claramente que hay un solo Dios. Sin embargo, a las tres Personas se les llama Dios. Según los pasajes bíblicos de Deuteronomio 6:4; Isaías 44:6-8; Isaías 45:5, nos muestra claramente que hay un solo Dios. También en 1 Corintios 8:6 y Efesios 4:4-6 nos muestra que el Padre es Dios. En Juan 1:1-5,14; Juan 10:30-33; Juan 20:28 y Hechos 14 nos hablan que el Hijo es Dios (Jesucristo) y en Hechos 5:3-4; 2 Corintios 3:17 y 2 Corintios 3:16 nos muestra que el Espíritu Santo es Dios. Hay bastante evidencia bíblica para establecer y entender la Trinidad de Dios. En la Biblia hay mas de 60 pasajes que mencionan a las tres personas juntas.
Una perspectiva bíblica adecuada de la Trinidad equilibra los conceptos de unidad y diferenciación. Dos errores históricos de esta doctrina son el triteísmo y el unitarianismo. El triteísmo cae en el error de enfatizar la diferenciación de la Deidad al punto que la Trinidad se ve como tres Dioses separados o un politeísmo cristiano. Por otro lado, el unitarianismo excluye el concepto de diferenciación y se concentra solamente en el aspecto de Dios Padre. De esta manera, Cristo y el Espíritu Santo se ubican en categorías inferiores y son menos divinos. Ambos errores comprometen la eficacia y la contribución de la actividad divina en la historia de la redención.
El concepto bíblico de la Trinidad se desarrolló a través de una revelación progresiva. El Antiguo Testamento afirma sistemáticamente la unidad de Dios mediante afirmaciones como: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4). Se enfatiza la unidad de Dios para advertirles a los israelitas contra el politeísmo y el ateísmo que practicaban sus vecinos paganos.
El Antiguo Testamento da cuenta de implicancias de la idea trinitaria. Esto no significa que haya sido posible conocer plenamente a la Trinidad a partir del Antiguo Testamento, sino que se estableció un vocabulario a través de los sucesos de la cercanía y la creatividad de Dios. Los escritores del Nuevo Testamento amplían el significado de ambos temas. Por ejemplo, la palabra de Dios se reconoce como agente de la creación (Salmo 33:6,9), la revelación y la salvación (Salmo 107:20). Este mismo vocabulario cobra una personalidad diferente en el prólogo de Juan (Juan 1:1-4) sobre la persona de Jesucristo. Otras expresiones relacionadas corresponden a la sabiduría divina (Proverbios 8) y el Espíritu de Dios (Génesis 1:2).
Una característica bien diferenciada del Nuevo Testamento es la doctrina de la Trinidad. Es notable que los escritores del Nuevo Testamento presenten la doctrina de tal manera que no viola el concepto del Antiguo Testamento de la unicidad de Dios. En realidad, afirman en forma unánime la fe monoteísta hebrea, pero la extienden para incluir la venida de Jesús y el derramamiento del Espíritu Santo. La iglesia cristiana primitiva experimentó al Dios de Abraham de una forma nueva y drástica, pero sin abandonar la unidad divina que impregna todo el Antiguo Testamento. Como expresión renovada de Dios, el concepto de la Trinidad (arraigado en el Dios del pasado y coherente con ese Dios del pasado) absorbe la idea del Dios del pasado pero va más allá e incluye un encuentro más personal.
El Nuevo Testamento no brinda una presentación sistemática de la Trinidad. Los segmentos dispersos de varios escritores que aparecen en todo el Nuevo Testamento reflejan una comprensión aparentemente aceptada que existe sin análisis exhaustivo. Está entretejida en la estructura de la experiencia cristiana y simplemente se adopta como cierta. Los escritores del Nuevo Testamento se centran en afirmaciones extraídas de la evidente existencia de la experiencia trinitaria sin ofrecer exposición detallada.
El pensador más sobresaliente de los primero siglos probablemente haya sido Agustín de Hipona (354-430 d.C). Comenzó con la idea de Dios como una analogía psicológica: una persona existe como un ser con tres dimensiones correspondientes a la memoria, el entendimiento y la voluntad; por lo tanto, la Deidad también existe como una unidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo. Si bien esta explicación es útil y contiene el concepto de tres personas en una, no resuelve la compleja naturaleza de Dios.
Quizás cuatro afirmaciones puedan resumir y clarificar este estudio. 1) Dios es uno. El Dios del Antiguo Testamento es el mismo del Nuevo Testamento. Su ofrecimiento de salvación en el Antiguo Testamento se revela más ampliamente en el Nuevo Testamento, no de manera diferente sino más completa. La doctrina de la Trinidad no deja de lado la fe monoteísta de Israel. 2) Dios tiene tres maneras diferentes de participar en la obra redentora, sin embargo permanece como una unidad indivisa. La esencia de la fe cristiana es que Dios Padre se ofrece a la humanidad a través del Hijo y el Espíritu Santo sin dejar de ser él mismo. La transigencia en la unidad absoluta de la Deidad o la innegable diversidad de la Deidad reduce la verdad de la salvación. 3) La principal manera de captar el concepto de la Trinidad es mediante la triple participación en la salvación. El enfoque del Nuevo Testamento no consiste en discutir la esencia de la Deidad sino los aspectos particulares del proceso de revelación, que incluye la presencia cierta del Padre en la persona de Jesucristo a través del Espíritu Santo. 4) La doctrina de la Trinidad es un misterio absoluto. No se conoce mediante especulaciones sino fundamentalmente a través de la experiencia del acto de gracia por medio de la fe personal.
El Nuevo Testamento nos presenta claramente la unicidad de persona en Jesucristo, así como la clara distinción de sus dos naturalezas, divina y humana. Cuando decimos que Jesús es Dios y hombre (o Dios-hombre, para ser más exacto) es que posee una naturaleza humana integra y perfecta, la cual existió y subsistió, desde el primer momento de su concepción, en la persona única del Hijo de Dios. Es decir, Jesús no es un hombre que llego a ser Dios, sino un Dios que llego a ser hombre sin dejar de ser Dios. Por unión “hipostática” entendemos una unión que no solo es personal, sino que se realiza precisamente en el núcleo mismo de la persona. Todo lo que Jesús dijo e hizo, lo dijo e hizo una sola persona mediante una u otra de las dos naturalezas, o mediante ambas naturalezas a la vez: a) acciones como el crear o el conservar el Universo procedían de la persona de Jesús a través únicamente de su naturaleza divina; b) acciones como el comer, andar, dormir, etc., procedían de su persona a través únicamente de su naturaleza humana; c) finalmente, acciones como el hacer milagros procedían de su persona a través juntamente de sus dos naturalezas, la divina como causa principal, y la humana como causa instrumental. El valor de la propiciación de Cristo en la Cruz exigía la unidad de persona junto con la dualidad de naturalezas. Sólo alguien que fuese hombre como nosotros podía ser nuestro representante y nuestro sustituto, y sólo si ese alguien era, al mismo tiempo, Dios, podía tener un valor infinito el precio de su sangre. El Verbo no tomó una persona humana, sino una naturaleza humana. Las dos naturalezas tienen su propia realidad y existencia en cuanto tales, pero las dos existen y subsisten en la persona del Hijo, el cual existe: como Dios, en la naturaleza divina; como hombre, en la humana, cubriendo así las dos naturalezas con una sola personalidad divino-humana. Todo lo que pertenece a las dos naturalezas es doble, pero hay un solo “yo” que unas veces actúa y se expresa como Dios; otras, como hombre; otras, como Dios-hombre.
La unión hipostática es el término usado para describir cómo Dios el Hijo, Jesucristo, tomó una naturaleza humana, permaneciendo al mismo tiempo como Dios. Jesús siempre ha sido Dios (Juan 8:58; 10:30), pero en la encarnación, Jesús tomó forma humana – Él se convirtió en un ser humano (Juan 1:14). Jesús es la suma de la naturaleza humana y la divina, es el Dios-hombre. Esta es la unión hipostática, Jesucristo, una Persona, totalmente Dios y totalmente hombre.
Las dos naturalezas de Jesús, la humana y la divina, son inseparables. Jesús será para siempre el Dios-hombre totalmente Dios y totalmente humano, dos naturalezas distintas en una Persona. La humanidad y la divinidad de Jesús no están mezcladas, sino que están unidas sin la pérdida de una identidad separada. Algunas veces Jesús se conducía bajo las limitaciones de la humanidad (Juan 4:6; 19:28), y otras veces con el poder de Su deidad (Juan 11:43; Mateo 14:18-21). En ambos casos, las acciones de Jesús procedían de Su Persona. Jesús tuvo dos naturalezas, pero solo una persona o personalidad.
La doctrina de la unión hipostática es un intento por explicar cómo Jesús pudo ser Dios y hombre el mismo tiempo. Es a última instancia, una doctrina que somos incapaces de entender plenamente. Es imposible para nosotros comprender totalmente cómo trabaja Dios. Nosotros, como seres humanos finitos, no debemos esperar estar capacitados para comprender a un Dios infinito. Jesús es el Hijo de Dios, porque fue concebido por el Espíritu Santo (Lucas 1:35). Pero eso no significa que Jesús no existiera antes que Él fuera concebido. Jesús siempre ha existido (Juan 8:58; 10:30) Cuando Jesús fue concebido, Él se convirtió en un ser humano, además de ser Dios (Juan 1:1, 14)
Jesús es ambos, Dios y hombre. Jesús siempre ha sido Dios, pero Él no fue un ser humano hasta que fue concebido en María. Jesús tomó la forma de un ser humano para poder identificarse con nosotros en nuestras luchas (Hebreos 2:17), y lo más importante, para que Él pudiera morir en la cruz, pagando así el castigo por nuestros pecados (Filipenses 2:5-11). En resumen, la unión hipostática enseña que Jesús es totalmente humano y totalmente divino, que no hay mezcla o dilución de ninguna de las dos naturalezas, y que Él es una unidad en Persona, para siempre.
Bibliografía
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GotQuestions.org. Disponible en Internet: http://www.gotquestions.org/espanol/union-hipostatica.html.
Por: Carlos R. Ellsworth, estudiante de Maestría de Logos Christian University.
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