Autor: María Peña
La Violencia Domestica es un problema social que nos afecta a todos, no importa edad, género, clase social, religión, nivel académico o nivel económico. Este es un tema del cual se habla poco en las congregaciones religiosas. Sin embargo, este es un problema real que afecta a todos los miembros de la familia pero los más afectados son los niños, por ende es nuestra responsabilidad como creyentes ayudar a nuestra niñez a romper con el círculo de la violencia doméstica y a la vez que puedan ser libres de maldiciones generacionales.
Según estadísticas realizadas por Safe Horizon y el Departamento de Justicia de EE UU, 1 de cada 4 mujeres es víctima de violencia doméstica durante su vida. Se estima que 960,000 incidentes de Violencia Doméstica son ocurridos a las mujeres por parte del esposo o novio. Más de 4 millones de mujeres en EE UU experimentan agresiones físicas y violaciones de parte de su pareja al año. Las mujeres entre los 14 a 24 años están en mayor riesgo de ser víctimas de la violencia doméstica. 3 mujeres al día mueren por Violencia Doméstica en NY y la mayoría después de la separación. En el caso de los hombres son víctimas de casi 3 millones de agresiones físicas por sus parejas.
Casi 1 de cada 10 niños estadounidenses vio a un miembro de la familia atacar a otro miembro de la familia, y más del 25 % había estado expuesto a la violencia familiar durante su vida. 70% de los niños estadounidenses estuvieron expuestos a la violencia, la delincuencia o el abuso en sus hogares, escuelas y comunidades. Cada año, más de 3 millones de niños son testigos de violencia doméstica en sus hogares.
Todos los años, 275 millones de niños y niñas de todo el mundo sufren a causa de la violencia doméstica y padecen las consecuencias de una turbulenta vida familiar. Los que hoy son nuestros niños y adolescentes traumatizados mañana serán nuestros monstruos sociales, si no se les trabaja a tiempo. Por tal razón es urgente tratar esos traumas a temprana edad. Si nuestra niñez crece pensando que los maltratos en los cuales están envueltos a diario son normales, cuando sean adultos tendrán los mismos comportamientos y reacciones que sus padres. Pensarán que dichos comportamientos son normales, pero no lo son.
Con relación al pueblo hispano/latino podemos decir esto: De acuerdo con la encuesta nacional de violencia contra mujeres (NVAWS), 23.4% de las mujeres hispanas/latinas son víctimas de violencia de pareja en su vida, tales como: asalto físico o acoso. Además, NVAWS, especifican que existe poca diferencia entre hispanos y no hispanos, (los hispanos 21.2% mientras que los no hispanos 22.1%). No obstante, las mujeres hispanas informaron que son más tendentes a ser violadas por su pareja intima actual o anterior que el pueblo no hispano (hispanos 7.9%, no hispanos 5.7%).
Estudios realizados afirman que el 48% de las latinas aseguraron que el abuso de parte de sus parejas íntimas aumentó desde que inmigraron a los EEUU. En sentido general no aparecen evidencias de diferencia en las estadísticas entre las mujeres hispanas embarazadas y no hispanas. Sin embargo, afirman que el índice más alto de violencia durante el estado de embarazo lo sufren las mujeres Puertorriqueñas.
Estudios indican que en las mujeres hispanas/latinas, la cultura juega un papel importante y significante en las decisiones y acciones, las cuales debemos tomar en consideración en el desarrollo de este tema, tales como: En la cultura latina las mujeres frecuentemente son destinada para desempeñar el papel de esposa y madre exclusivamente. Además, es inadmisible aceptar el divorcio, casarse más de una vez, mantenerse soltero y tener hijos fuera del matrimonio, todo lo anterior de acuerdo a la sociedad. Por estas razones puede que las mujeres le sea más difícil tomar la decisión de romper con el círculo de violencia doméstica.
También, nos encontramos con la convicción religiosa de hispanos /latinos de igual forma puede aportar inhabilidad para salir de la violencia doméstica. Con frecuencia las latinas soportan los maltratos y abusos con conformismo creyendo que, esa es la forma que Dios quiere que su familia viva.
Conjuntamente, las limitaciones del idioma impiden que puedan acceder a los recursos que puedan estar disponibles para ellas. Además, falta de conocimiento de las leyes Estadounidenses, pues en los países latinos, en su mayoría no existen muchos recursos de apoyo para las víctimas de violencia doméstica, tales como: refugios para mujeres abusadas, centro de apoyo, terapias, centros educativos o asistencia del estado mientras la familia está en situación de emergencia sin importar su estatus migratorio. Aquellas mujeres que su estatus migratorio no ha sido definido en EEUU, el miedo y el temor las retiene en la relación abusiva. Miedo y temor a ser denunciadas por sus parejas íntimas a las autoridades migratorias y luego ser separado de sus hijos, esas son algunas de las manipulaciones que están expuestas a vivir hispanas/latinas en los EEUU.
De acuerdo con la Ley Penal de Nueva York 120.00, “Asalto en tercer grado, es el grado más común de asalto acusado por fiscales en la ciudad de Nueva York (Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx, Staten Island) y los suburbios circundantes en los condados de Westchester y Rockland. Asalto en el Tercer Grado es un delito «A» punible con hasta un año de cárcel (Rikers Island para la ciudad de Nueva York)”. Lamentablemente, la gran mayoría de la población latina desconoce de esta información y aun hayan sufrido asalto por parte de su paraje no se atreven a denunciar pero mucho menos ir al hospital, se quedan en la casa hasta sanar las heridas. Las ayudas existen sin importar status migratorio.
Falta de conocimiento de que la víctima de maltrato físico o verbal son delitos castigados con cárcel. También, falta de información sobre anticonceptivos. Las mujeres latinas tienen tendencia a tener familias más grandes, esto puede influir al momento del cuidado de los niños. Ósea, en otras palabras, esto puede influir para quedarse retenida en el maltrato, a mí entender.
Otro punto que contribuye en la cultura latina, es el “machismo”, según (RAE) “define al machismo como la actitud de prepotencia de los hombres respecto de las mujeres. Se trata de un conjunto de prácticas, comportamientos y dichos que resultan ofensivos contra el género femenino”. En tal razón, en su gran mayoría los hombres machistas creen que la mujer no puede trabajar, practicar deportes o hacer cualquier otra cosa que de acuerdo a la sociedad, sea tradicionalmente del hombre. En consecuencia en este caso, el hombre hace abuso de poder y trae un sentimiento de sometimiento y obediencia de la mujer hacia el hombre, pues el mito del feminismo jugo con la mente de la mujer, de que debe ser sumisa.
En concusión, la palabra de Dios es inherente y Según Oseas 4:6 “Mi pueblo perece por falta de conocimiento;” (BLPH). Dios instituyó la familia, no le permitamos al enemigo que la destruya, luchemos unidos como pueblo de Cristo en contra de la violencia doméstica, lo cual yo le he denominado, “el cáncer de la sociedad” para que esas familias que hoy son víctimas, mañana puedan llegar a ser VICTORIOSAS en Cristo. Las Sagradas Escrituras dice en Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (RVR1960). Solo en Cristo esas familias pueden volver a sonreír y vivir una vida libre de los maltratos, libres de temores y abusos.
Nosotros como pueblo de Dios tenemos una gran responsabilidad de apoyar esas familias que están atravesando momentos de difíciles como es la violencia doméstica.