Génesis 1:1-2:25
En el primer libro de la Biblia, Génesis, encontramos la historia de la creación de todas las cosas de parte del Dios Creador. Génesis significa el origen, o principio, y de manera simple y hermosa, en este libro se describe con precisión la manera en que todas las cosas fueron creadas. De manera ordenada, Dios comienza la creación separando los distintos dominios y luego crea sus habitantes con el propósito de que señoreasen sobre ellos.
Es válido observar que el nombre utilizado para describir al Dios Supremo en hebreo, la lengua original, es “Elohim”, lo cual significa Fuerte, Poderoso. Esta palabra se utilizó en forma plural, lo que revela que aunque Dios es uno, hay una pluralidad de personas en la deidad, que más adelante, por revelación, entendemos que se refiere al Padre, Hijo y Espíritu Santo, quienes estaban presentes en la obra de la creación.
Dios quiere que entendamos la magnitud de su gloria y su grandeza, como prueba de esto podemos notar que toda la obra de Dios se lleva a cabo en tan sólo siete días. Con el simple hecho de dar la palabra, provoca que cada cosa sea creada de la nada, y formada según su ordenanza. Nadie más, sino el mismo Creador, tendrían la información tan precisa de la creación, puesto que nada más existía, esto nos da la certeza de que el Dios mismo reveló a Moisés este relato y por ende, su credibilidad. Analicemos más de cerca el relato de la creación:
Día 1. (Gen 1:1-5) Dios crea la luz, separa la luz de las tinieblas y nombra la luz, día, y las tinieblas, noche. Nada existía en toda la extensión del universo antes de este momento, Dios creó, no formó, ni acomodó, ni la creación fue un acto de suerte o al azar, mucho menos de una repentina explosión cósmica, sino que de la nada el universo fue creado por el Dios Poderoso.
Día 2. (Gen 1:6-8) Hizo Dios la expansión, separó las aguas por encima y debajo de la expansión, y a esta le llamó cielos. Por la expansión, el autor se refiere a una atmósfera, la cual contiene sobre ella las partes más livianas de las aguas, y por debajo de ella, las aguas más pesadas.
Día 3. (Gen 1:9-13) Dios aparta las aguas debajo de los cielos; a lo seco llamó Tierra y a las aguas llamó mares. En la tierra hizo que se produzca hierba, árbol que de fruto y éstos, su semilla. Cada uno según su género y su naturaleza. Aquí se forman los océanos, mares, lagos y ríos que se unen en el mar. Y el suelo o tierra seca que quedó de esta separación, se cubre de vegetación. Aquí observamos otra esfera de dominio que son las tres divisiones del reino vegetal (árboles, plantas e hierbas).
Día 4. (Gen 1:14-19) Dios hace las dos grandes lumbreras. La lumbrera mayor para que señorease en el día y la lumbrera menor para que señorease en la noche. También hizo las estrellas. El sol y la luna tienen la importante de labor de servir como lumbreras y regular el proceso y divisiones del tiempo.
Día 5. (Gen 1:20-23) Creó Dios de las aguas seres vivientes, los grandes monstruos marinos y aves. Criaturas de rápida multiplicación, desde los pececitos hasta los enormes monstruos del mar, así como desde el más diminuto insecto hasta el ave más dominante, abundan en el aire y las aguas.
Día 6 (Gen 1:24-31) De la tierra hizo seres vivientes según su género. Bestias, serpientes, ganado y animales. Luego crea al hombre a su imagen, y les da la tarea de fructificar, multiplicarse y señorear en los seres que había hecho y da para comer el fruto de todo árbol. El día sexto es el día en que mayor progreso hubo en la creación de seres vivos. Aquí vemos también tres distintos tipos de animales que son el ganado o herbívoros, animales silvestres y serpientes o reptiles. Luego de esto, Dios con especial atención crea al hombre, forma a la criatura que sería el representante de Dios en el mundo. Lo hizo a su imagen y semejanza, con esto no se refiere a que tenemos la misma forma en facciones, o en su inmortalidad, sino que nuestra naturaleza original es una restauración de la imagen de Dios en conocimiento, justicia y verdadera santidad (Colosenses 3:10, Efesios 4:24).
Día 7 (Gen 2:1-6) Dios acaba su obra y toma el día séptimo de reposo. A este día lo santificó. Constantemente se repite que Dios ve su creación como algo bueno, todo está correctamente ordenado en su sitio y cada proceso en perfecto funcionamiento, Dios se detiene a contemplar su obra y “he aquí que era bueno en gran manera”. Así que el último día, Dios lo toma para descansar, no es que Dios se haya agotado, sino que cesa de trabajar; aquí nace el mandato del Sabbat, en el cual debemos suspender toda clase de trabajos el día séptimo. La naturaleza del hombre requiere un día de descanso el cual también otorga una división semanal, cada siete días la creación se renueva por medio del descanso. El verso 2:1 dice “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos”, desde entonces, no ha habido cambios en el orden de las esferas de dominio, ninguna especie ha sido formada, ninguna ley de la naturaleza ha sido atentada.
Luego, en el capítulo 2:7-25, tenemos una vista más cercana de la creación del hombre, Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y en él dio un “soplo de vida”, en hebreo, literalmente traduce “vidas” puesto que el hombre no solo posee la vida animal o terrenal sino la vida espiritual.
Por: Betsabé Alegría Gómez, estudiante de Pregrado de Universidad Cristiana Logos.