La tentación es la instigación que induce el deseo de algo. Puede tratarse de una persona, una cosa, una circunstancia u otro tipo de estímulo. La tentación está asociada a la seducción y la provocación. La religión sostiene que el ser humano vive una lucha constante contra las tentaciones que intentan llevarlo por el camino más fácil pero alejado de los mandatos divinos.
La tentación comienza con el diablo.
La primera estafa del diablo es convencernos de que él no existe. Si queremos vencer la tentación, primero debemos estar convencidos de que el diablo es real. Luego debemos prepararnos para hacer guerra contra sus ataques. Cristo fue tentado pero antes Él se preparó ampliamente para vencer la tentación, y los ataques provenientes del maligno Mt 4:1 dice: “Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación”.
La tentación no es pecado; es una invitación a pecar.
Muchos creyentes se sienten culpables por la presencia de la tentación, pero la verdad es que la tentación en sí no es la consumación del pecado, sino una invitación de la cual no debemos sentirnos mal, porque esa es la idea del enemigo, acusarnos para debilitarnos.
La tentación de Satanás no es una prueba de Dios.
Satanás nos tienta para sacar lo peor de nosotros, y volver malo algo bueno, por ejemplo, cuando me gradué de ingeniero no pude ejercer la carrera automáticamente, por problemas nerviosos, considero que esta condición que duró en mi mucho tiempo arruinó mi futuro y convirtió una vida que pudiera haber sido buena en algo malo de lo cual no he podido levantarme. En cambio, Dios nos prueba para sacar de nosotros lo mejor, por ser su intención que desarrollemos nuestro pleno potencial.
La tentación sigue un patrón común y predecible.
1 Co 10:13 nos advierte lo siguiente: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Osea que ya estamos advertidos que vamos a ser tentados, en el trabajo he sido bastante tentada, con el sexo opuesto también, pero sabiendo que Dios nos ayuda podemos vencer la tentación del tipo que sea.
La tentación es personalizada.
El enemigo estudia la personalidad del que va a ser tentado y lanza su ataque en la zona en que la persona es más débil o vulnerable para perjudicarla y hacer que caiga en pecado.
Podemos prepararnos espiritualmente para la tentación.
Como ya es un hecho que seremos tentados, es necesario, prepararnos para cuando la veamos venir tener la capacidad de vencerla. Según 2Co 2:11 tenemos esperanza de poder vencer la tentación en nuestras vidas “para que Satanás no tome ventaja alguna de nosotros pues no ignoramos sus maquinaciones”. Y así dice el Señor que nos ayuda en 2Co 14: “Más a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en Cristo Jesús y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”.