Obra evangélica en América Latina | Parte 1

Obra evangélica en América Latina | Parte 1

Inicios de la obra evangélica en América Latina

Múltiples factores coadyuvaron a la evangelización protestante en Latinoamérica. Se observa como la revolución filosófica del siglo XVIII (racionalismo y romanticismo), con su énfasis sobre los “derechos del hombre”, ofrecía La oportunidad de demandar una mayor tolerancia religiosa que permitiera el establecimiento de colonos protestantes en el Nuevo Mundo, sin temor a las persecuciones.

Pensadores, gobernantes políticos y personalidades latinoamericanas, admiradoras de los nuevos principios, vieron al protestantismo,una contribución valiosa para la modelación de las nuevas naciones que estaban surgiendo.

Las guerras e independencia latinoamericana

Las guerras napoleónicas en Europa propiciaron la perdida a España de casi todas sus colonias entre 1810 y 1825, con lo que la iglesia católica se debilito lo que permitió el florecimiento del protestantismo a través de la inmigración, la obra de las sociedades bíblicas y la obra misionera.

También la relación de nuevas naciones latinas con países de raíces protestantes en materia de comercio y diplomacia, navegación e inmigración, obligó a una apertura lo que facilitó la apertura de iglesias y centros de culto religioso que influyeron notablemente en la sociedad de su tiempo.

Los protestantes eran los más adelantados de la época (Gran Bretaña, Suiza, Alemania, Holanda, los países escandinavos, Estados Unidos), quienes querían hacer parte de la ola progresista y de desarrollo de las naciones dominantes buscando  mejorar el nivel cultural y socio-económico de los habitantes.

La independencia de España permitió la libertad a los colonos protestantes que se establecían en América, con ello el protestantismo pudo hacer no sólo acto de presencia y adorar conforme a su conciencia, sino también propagar sus convicciones y manera de entender la fe cristiana.

Muchos gobiernos americanos, en los primeros años de su vida nacional, apelaron a científicos, técnicos, educadores y militares extranjeros para ayudarles en la creación de la nación, y muchos de ellos eran fervientes protestantes.

La inmigración

Los nuevos países Latinoamericanos necesitaban terminar la ocupación de extensos territorios, civilizar pueblos indígenas y realizar una ocupación nacional de la tierra que significara un mejor aprovechamiento de la misma en beneficio de sus economías.

La escasa población a comienzos del siglo XIX alentó la empresa inmigratoria. Así, estos nuevos países abrieron sus puertas a considerables contingentes inmigratorios europeos, muchos de los cuales eran de tradición protestante.

La presencia de colonos protestantes con sus familias y tradiciones religiosas obligó a una mayor tolerancia religiosa. Los gobiernos prefirieron traer a sus países inmigrantes protestantes, laboriosos, de vida ordenada y responsables;  tomando para ello las medidas necesarias para que pudieran ejercer libremente su culto como en las tierras de origen.

El liberalismo

Los nuevos gobiernos veían en los Estados Unidos protestantes o en la Francia revolucionaria y librepensadora, el modelo para sus propios países.

La aparición del liberalismo en materia política y económica, promueve el desarrollo paralelo de un anticlericalismo que favoreció al progreso del protestantismo.

La mayor parte de los gobernantes hispanoamericanos del siglo XIX fueron liberales; muchos de los patriotas estaban identificados con las logias masónicas europeas y que se prolongaron a América, y favorecieron al protestantismo en oposición al catolicismo en razón de su anticlericalismo.

Hombres como O’Higgins, Sarmiento y Juárez vieron en el protestantismo un aliado contra la ignorancia de sus pueblos y contra el excesivo poder del clero. Esto permitió al protestantismo un fácil acceso a los círculos más elevados en varios países.

Expansión progresiva protestante

Por tratarse de grupos cerrados y con idioma y costumbres propias se hicieron muy cerrados limitando el proselitismo. Los Presbiterianos escoceses y bautistas galeses coparon Argentina (1830), y en Brasil (1830).

Luteranos alemanes desarrollaron colonias agrícolas en el sur extendiéndose a Chile, Uruguay (Valdenses italianos. 1850), Perú, Venezuela y Centroamérica.

Refiere el Deiròa que por otra parte los evangelistas del sur de Estados Unidos emigraron en cabeza del general A. T. Hawthorne después de la derrota de la Confederación, junto con otros no menos importantes como J. E. Newman, J.J. Ranson, y el pastor Santiago T. Holly, afro descendiente que tenia esperanzas de encontrar mejor calidad de vida que la que tenia en tierra americana.

Hace ver que debido al clima político liberal imperante en la región latina, hubo progreso, continuaron las prácticas religiosas de sus raíces, y se promovieron y afirmaron las primeras escuelas protestantes de extranjeros y nacionales, distinguiéndose Diego Thomson por su método lancasteriano de la educación.

Método Mutuo, método lancasteriano

Lancaster, de origen inglés, desarrolla un sistema de alumnos monitores que permitían educar a grandes masas con libertad de cultos por lo que se vio obligado a difundir su sistema fuera de Inglaterra.

El método mutuo, desaparece el concepto de un salón para cada maestro, ya que será un solo espacio físico en el que todas las clases conformarán una escuela única.

En la situación política de las ex colonias europeas, la educación era un problema universal (masivo) y la falta de profesionales, además de los recursos económicos, motiva la difusión del método mutuo en ese momento histórico.

En el discurso lancasteriano, la distribución de la vigilancia se caracteriza por un nuevo ordenamiento. El alumno sufre una operación de desdoblamiento entre «quienes es delegada la transmisión del saber y quienes aprenden» (Naradoski, 2000)

En este sentido, el alumno pasa a ocupar el rol del maestro, rol que se ve modificado respecto al discurso pedagógico moderno. Y es ésta una de las razones por la cual el método lancasteriano, sería objeto de fuertes críticas en tanto en Francia como en América.

Simón Rodríguez, de formación russoniana, respecto al sistema difundido por su discípulo Simón Bolívar objeto: «ENSEÑANZA MÚTUA Es un disparate Lancaster la inventó, para hacer aprender la Biblia DE MEMORIA Los discípulos van a la Escuela… a APRENDER!… no a ENSEÑAR! Ni a AYUDAR a ENSEÑAR Dar GRITOS y hacer RINGORRANGOS No es aprender a LEER ni a ESCRIBIR Mandar a recitar de memoria lo que NO SE ENTIENDE Es hacer PAPAGALLOS, para que… por LA VIDA! Sean charlatanes» (Weimberg, 1997)

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