La Comunicación entre los hombres y con Dios
“Ser un comunicador efectivo no sólo es una responsabilidad bíblica, también es una habilidad que toma tiempo desarrollar”
La comunicación es necesaria para expresar las verdades escriturales, es un proceso que implica tanto el lenguaje verbal como no verbal para que sea efectiva.
Entre palabras y gestos
La comunicación no solo implica las palabras sino también el tono de voz y el lenguaje no verbal; es por eso, que debemos escoger adecuadamente las palabras utilizando un tono adecuado y las formas apropiadas no verbales.
Nuestras palabras nos determinan y evidencian la clase de personas que somos.
La Biblia dice que la boca habla por abundancia de corazón y que aún de toda palabra ociosa que hablaren los hombres tendrán que dar cuenta en el día del juicio.
Con la inflexión de la voz se denotan las actitudes como: el irrespeto, la ira, el odio, la amargura, el menosprecio, la venganza, el miedo, la ansiedad, el orgullo, la aspereza, la superioridad, la justicia personal, el sarcasmo, el criticismo, la dureza, la impaciencia, la indiferencia, la altivez.
De igual forma se comunican con el tono de la voz a saber: el amor, la aceptación, la compasión, el perdón, la paciencia, la sumisión, la tolerancia, la humildad, la gentileza, etc.
De igual manera, existen algunas formas apropiadas de comunicación no verbal. Esto abarca cosas tales como expresiones faciales, mirar a los ojos, gestos, posturas y toque físico.
Dado que no podemos oír ni ver la apariencia de nuestro propio rostro, detectar expresiones faciales inapropiadas es mucho más difícil que detectar palabras o inflexiones de voz incorrectas. A menudo una sonrisa cubre una multitud de fallas.
Por lo menos, sonreír deja saber a las personas que estamos tratando de comunicarnos de un modo cálido, amistoso, agradable, bondadoso y proactivo.
Exteriorizar y expresar
Sin la comunicación los problemas no se solucionan; por consiguiente, debemos expresar y exteriorizar en algunas ocasiones nuestros sentimientos y emociones al igual que nuestro punto de vista.
Cuando otra persona se expresa debemos evitar usar formas no escriturales de comunicación como la interrupción, la indiferencia, el juicio, la crítica, el regaño, los improperios, las descalificaciones, la ridiculización, la aspereza, etc.
Como cristianos debemos hacer todo el esfuerzo por mantener la unidad del Espíritu. Si hemos ofendido a alguien, debemos pedir perdón y reconciliarnos con la persona mientras esté a nuestro alcance, de lo contrario contárselo a Dios.
Proceso vital
La comunicación como proceso social, vital para la convivencia, nace con el hombre mismo y ha sido potenciada modernamente a través de grandes organizaciones y poderosas tecnologías.
Las comunicaciones humanas, en efecto, pueden ser consideradas como procesos inscritos en la dinámica personal, grupal y masiva que posibilitan la convivencia social.
Igualmente se considera como organizaciones sociales que potencian las interrelaciones humanas a través de los modernos medios de difusión. Pero en ambas perspectivas, el término y fin de la comunicación es el hombre, a quien deben someterse todos los medios y técnicas, cuyos usos son, a veces, ambiguos y aún nefastos para el hombre.
Actualmente hay un enorme interés por la expansión tecnológica de los Medios de Comunicación Social. Por ello la Iglesia no puede eludir una reflexión y una mirada profunda sobre los fenómenos comunicacionales, ya que tanto su ser como su quehacer están inscritos en tales procesos.