¿Qué tipo de Dios es el Dios de la Biblia?
Basado en el artículo original ¿Será el Dios del Antiguo Testamento un monstruo moral? Parte I del Dr. Juan Valdés, publicado en Logos Magazine, Edición 1 Junio 2019
En la entrega anterior surgieron unas interrogantes que se consideran a continuación
¿Es el Dios de la Biblia digno de nuestra adoración?
La pregunta en consideración es si Dios es digno de adorar. George F. Thomas, quien enseñó filosofía de religión en Princeton, dijo que el obstáculo principal a la fe en Dios es el problema del mal. Y el segundo obstáculo más grande a la fe son concepciones indignas de Dios.
Si consideramos a Dios culpable de los señalamientos de Dawkins y compañía, entonces la mayoría de las personas le hallarían indigno de adoración.
Dallas Willard acierta al afirmar, “La prueba de fuego para cualquier teología es esta: ¿Es el dios que se presenta uno que puede ser amado con corazón, alma, mente y fuerza? Si la respuesta honesta y reflexiva es: ‘no’ entonces tenemos que buscar en otro lugar o más profundamente. Realmente no importa cuán sofisticado intelectual o doctrinalmente sea nuestro acercamiento. Si no logra presentar un Dios amable—feliz, radiante, amigable, accesible, y totalmente competente—hemos quedado mal ante la gente común.”
Se observa entonces un problema crítico, la Biblia nos dice que Dios es un ser que puede ser amado con todo nuestro ser. Tenemos que poder amar a Dios con todo, incluyendo nuestra mente.
¿Es confiable la Biblia?
La segunda pregunta igualmente importante, la confiabilidad bíblica.
Christopher Hitchens expresa su opinión sin reservas sobre la irrelevancia de la Biblia, la Biblia aprueba del tráfico de humanos, la limpieza étnica, la esclavitud, la compra de esposas, masacres indiscriminadas, pero no estamos sujeto a nada de esto porque fue compuesta por mamíferos humanos crudos y sin cultura.
¿Cómo respondemos a semejante afrenta? En un intento de defender a Dios, muchos están dispuestos a desacreditar la Biblia.
Argumentan que la Biblia ha de estar equivocada con respecto a Dios o quizás algunos de esos pasajes no deben ser considerados inspirados, o peor que algunos pasajes de la Biblia están errados.
Sin embargo, si se socava la Biblia directamente socava el cristianismo también. Si no podemos confiar en algunas porciones de la Biblia, no podemos confiar en ninguna porción. O es la Palabra de Dios, o no lo es.
¿Será el Dios del Antiguo Testamento un monstruo moral?
Respondiendo a esta pregunta en particular, la misma asume un estándar moral absoluto y luego acusa a Dios de no cumplir con el mismo. Esto presenta un problema de entrada, porque es muy difícil establecer un estándar moral absoluto sin la existencia del mismo Dios que se despide como inexistente.
La pregunta realmente ha de ser: ¿Qué tipo de Dios es el Dios de la Biblia?
Para ir dando respuesta a esta interrogante que comprende las anteriores señalaremos en primera instancia que las responsabilidades de cada cual dependerán del rol que ocupe.
Obviamente, las responsabilidades de cada rol en la vida son muy diferentes unas de otras, por ejemplo es evidente el contraste entre los roles y las responsabilidades de los padres y la de los hijos. ¿Quién no ha escuchado las quejas de un niño que no entiende por qué él se tiene que acostar temprano mientras que sus padres pueden acostarse más tarde? ¿No es injusto?.
Si los padres hiciéremos solamente lo que hacen nuestros hijitos, nos moriríamos de hambre, porque comer, dormir, y jugar no son actividades que pagan la renta ni ponen comida en la mesa. Esas son responsabilidades de los padres y no de los hijitos.
Dios no está sujeto a las mismas reglas que nosotros. Como creador y sostenedor del universo y todo lo que en él hay, Dios tiene responsabilidades que son exclusivas de Su posición.
Necesitamos entender que Dios puede hacer cosas que nosotros no podemos. Esta es precisamente la forma en que la Biblia nos presenta a Dios. La Confesión de Westminster describe maravillosamente el rol y las responsabilidades de Dios:
Dios, el Gran Creador de todo, sostiene, dirige, dispone, y gobierna a todas las criaturas, acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por su sabia y santa providencia, conforme a su presciencia infalible y al libre e inmutable consejo de su propia voluntad, para la alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, bondad y misericordia.