Inspirado en el capitulo 4 del libro ¿Dónde está Dios en un mundo con Coronavirus? del autor John Lennox
Señalábamos en la entrega anterior de ¿Dónde esta el amor de Dios ante tanta calamidad? que lo que sucedió en Génesis 3, cuando los seres humanos rechazaron a Dios, y el pecado entró en el mundo, ocurrieron consecuencias devastadoras.
Se genero muerte espiritual, al romperse la relación entre los seres humanos y Dios. Así mismo, se genera la muerte física de la cual Dios les había advertido explícitamente (Génesis 2:17)
Además, la misma naturaleza quedó dañada por ese evento, los seres humanos tuvieron que salir de la presencia de Dios después de su rebelión, pero no se les quitó inmediatamente su rol de administrar la tierra conforme a la voluntad del Señor.
Dios permitió al hombre desarrollar el potencial de la tierra, pero igualmente por el pecado le somete a frustración en todo trabajo humano (Romanos 8:20 y Génesis 3:17-18). El mundo tal como lo conocemos demuestra que con el paso del tiempo todas las civilizaciones han avanzado de forma impresionante en el desarrollo de la tierra y sus recursos. Sin embargo, el éxito nunca ha sido completo para ninguna de ellas:
El bien y el mal
Tomando las palabras de Pablo quien reflexiona “queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí” (Romanos 7:21) podemos observar que cada hombre si bien es perfectible también es corruptible. Todo hombre tiene la capacidad de hacer el bien o hacer el mal en determinado momento de su vida.
Si bien somos creados por Dios, podemos nosotros mismos arremeter a veces sin pensarlo contra la misma creación de Dios con nuestros actos. Pero a pesar de ello Dios nos da la oportunidad de poder redimirnos, nos hemos preguntado el porqué nos tolera.
Nos encontramos entonces en la coexistencia de lo bueno y lo no tan bueno, en un mundo cuya línea puede desdibujarse con facilidad rápidamente.
Dios podría…
Podríamos considerar y repreguntarnos si Dios nos ama como permite la guerra? La muerte? El hambre? El dolor?
Podría Dios eliminar todo ello, o cambiarlo, si Dios podría pero nunca nadie quedará satisfecho si vemos las acciones de Dios por lo que cada uno considera podría o debería hacer.
Como seres humanos necesitamos justificar, pero digamos lo que digamos, estamos donde estamos y el mundo es así no podemos cambiarlo todo según lo que más nos agrade.
Todos tenemos que enfrentarnos a la imagen mixta que nos presentan en el mundo, toda la belleza de una flor que se abre al sol, y toda la crudeza de un Coronavirus que destruye el sistema respiratorio del ser humano.
Dios nos ha dicho claramente, “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33. Es la fe la que nos da la paz en medio de la tormenta, que nuestro Dios amoroso nos llevara a feliz término a pesar de las circunstancias que nos apremian.
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