¿Eres esposa y madre? ¿Eres líder? ¿Trabajas desde tu casa? ¿Te sucede todo esto a la misma vez? Si eres mujer, tu podrás entender cómo se siente lidiar con todo ello.
¿Cómo manejas las cuestiones básicas en tu diario vivir? ¿Cómo manejas el estrés?
Podría mencionarte 10 tips de cómo administrar correctamente el tiempo, pero la realidad es que solo tengo uno: Mirar hacia la Cruz.
No podemos paralizar nuestra vida diaria. Si nos encontramos donde estamos es por providencia de Dios. Sin embargo, lo que si podemos detener, es el efecto indebido de nuestra respuesta a las situaciones y ocupaciones de nuestro día.
Todo parece urgente en nuestro mundo actual, pero no todo lo es en sí. En cada área donde nos movamos, encontraremos el rótulo de “Lo necesito para esta semana”, “Hay que tomar una decisión”, “Tenemos que resolverlo ahora mismo”, “Necesito de tu ayuda”, “Precisamos hablar ahora”, “Es urgente” y sus posibles variantes.
Entonces, ¿Cómo saber diferenciar lo urgente de lo verdaderamente importante?
¿Cuáles actividades, tareas, ocupaciones o responsabilidades te mantienen, debajo de la premisa de lo urgente?
Aprender a priorizar se logra mirando al lugar correcto
Muchas veces, el estrés, el agotamiento, el desgaste y las exigencias rutinarias, son consecuencias de fijar la mirada en el lugar inadecuado.
Tener la mirada en el lugar inadecuado nos habla de que estamos desenfocados. Perdimos el foco. Centramos la atención en lo que no debemos. Estamos distraídos.
Cuando alguien está así, posiblemente entra en un estado de no sé para donde correr, como se dice comúnmente.
Mirar hacia la Cruz me ha llevado a depositar todo lo que tengo, lo que soy y lo que hago, en esa obra perfecta de Jesús, no solo para darme salvación sino para reenfocarme en que, es su gracia que me sostiene en todas las áreas de mi vida.
Cuando estoy intentando priorizar, suelo experimentar esa sensación abrumadora por unos instantes. Ahí es donde me voy cuenta que algo necesita ser ajustado nuevamente.
Hace poco, comprendí, que un ataque directo del enemigo de nuestras almas, es el mantenernos ocupados, distraídos, absorbidos por la rutina, para que diariamente aceptemos una existencia desgastante.
Estemos desalentados, agotados, mismo dentro la vida cristiana, perdiendo la paciencia, la perspectiva correcta de las cosas, la paz, la creatividad y hasta las disciplinas espirituales, en lugar de experimentar la vida plena y abundante, como el Señor Jesús lo prometió.
No he encontrado una manera más efectiva de aprender a priorizar que mirar a la Cruz y depender del Señor.
¿Y tú?
Te animo a tomar una acción: te invito a que diariamente, encuentres dirección, fortaleza, sabiduría, amor, paz y descanso en Aquel que lo tiene todo, mirando a su Cruz.
Escrito por Lorena Imaz | Univeridad Cristiana Logos
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