“¡Cómo pasó el tiempo!”

“¡Cómo pasó el tiempo!”
Artículo original de Jorge Rudko, publicado en Logos Magazine, Edición 4 Enero 2020

El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo: sacudida por el viento, desaparece sin dejar rastro alguno”. –Salmos 103:15-16

En un mundo donde el ruido externo es constante y cada vez más elevado, la necesidad de paz y de quietud se diluye y es más fácilmente pasada por alto. Practicar momentos de soledad y meditación siempre requerirá la acción intencional de apagar las pantallas. Debemos hacer un esfuerzo consciente y serenarnos ahora, antes de que la vida desaparezca delante de los ojos, y entonces exclamemos: “¡Cómo pasó el tiempo!”.

Necesitamos volver a darle preponderancia al diálogo auténtico y sin filtros, así como a las experiencias de vida reales, simplemente porque no se repetirán. Nuestro mundo está cambiando rápidamente y la vida es como vapor que aparece y desaparece, por lo que no podemos estar constantemente ocupados frente a nuestras pantallas para darnos cuenta, al final del día, que lamentablemente no percibimos lo esencial. 

En la actual era tecnológica, el uso de las redes sociales desplaza toda creatividad personal. Esto se debe a que, en su mayor parte, pasamos las horas del día ya sea absorbiendo o creando. 

Ciertamente la tecnología puede contribuir a crear, pero, en realidad, la mayor parte del tiempo que pasamos interactuando con ella es tiempo comprometido con diversas actividades como navegar en Internet, mirar películas, escuchar música, jugar vídeo juegos y, por sobre todas las cosas, interactuar en las redes sociales. 

Podemos concluir, por lo tanto, que no necesitamos consumo adicional, pero sí precisamos más creatividad. Este mundo nos necesita con toda nuestra pasión, resolución y capacidad única para contribuir significativamente en la sociedad en la que vivimos. 

¿Sabe usted dónde está el botón de “apagado” en su artefacto? ¿Lo ha usado últimamente?

¿Le gustaría saber si la presencia digital mencionada tiene un impacto negativo en su vida diaria y lo pone en riesgo de convertirse en un dependiente?

Entonces, evalúe sus actividades y vea por sí mismo si reconoce alguna de estas características: 

  • ¿Se considera un usuario de teléfono celular que no podría vivir ni un día sin su dispositivo? 
  • ¿Es uno de los que inspecciona su teléfono buscando mensajes, alertas o llamadas aún cuando el dispositivo no ha emitido ningún sonido o vibración? 
  • ¿Es un usuario que utiliza su dispositivo móvil como segunda pantalla mientras mira las imágenes del televisor? 
  • ¿Suele dormir con el smartphone cerca de su cama o debajo de la almohada porque quiere estar seguro de no perderse algo? 
  • ¿Con qué frecuencia deja su teléfono inteligente deliberadamente en su casa o en su vehículo? ¿Nunca? 
  • ¿Hay alguna herramienta, un instrumento o algún otro objeto con el cual haya desarrollado una relación tan íntima y tan frecuente como la que tiene con su dispositivo?
  • ¿Puede funcionar sin su teléfono? 

Parecería que nos desempeñamos apropiadamente solo si nuestros teléfonos están con nosotros. 

Es muy importante encontrar el equilibrio e intencionalmente cambiar ciertos hábitos en este inmenso mundo digital que no detiene su marcha. Mientras nuestra propia vida aguarda ser vivida y disfrutada, continuamos descargando cantidades de aplicaciones (Apps) innecesarias y así ¡dejamos de aplicar los frenos regularmente como algo esencial para vivir! Cuando no lo hacemos, nuestro comportamiento comienza a debilitar las relaciones y a deteriorar nuestra libre voluntad. 

¿La manera en la cual utiliza Internet está afectando su vida negativamente? ¿Ha tratado de disminuir su uso? 

A continuación les comparto algunos puntos considerablemente importantes para reflexionar: 

  1. Necesitamos estar alertas y recordar que el “me gusta” y los comentarios en las redes sociales sí tienen un impacto emocional cuando se refieren a la percepción de nosotros mismos. 
  2. Algunos factores predecibles y significativos son que Internet lleva a las personas a tener un comportamiento más indulgente o impulsivo y esto los hace menos conscientes de sí mismos. 
  3. Las redes sociales son, incuestionablemente, una herramienta práctica y completa, pero no siempre un comunicador verdadero y honesto, ya que podemos limitar todos los factores negativos que los espectadores podrían ver de otra manera. 
  4. Deberíamos preguntarnos si estamos sobre conectados y cómo podría servirnos utilizar el botón de “apagado” con más frecuencia.

Por lo tanto vale la pena replicar las palabras acertadas que el apóstol Pedro compartió en su segunda epístola: “…cada uno es esclavo de aquello que lo ha dominado”. 2 Pedro 2:19

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