En la primera entrega de este artículo, me enfoqué de manera sucinta en los aspectos generales acerca del uso que los autores del Nuevo Testamento hacen del Antiguo Testamento en cuanto a realizar citas expresas o no de este.
En esta segunda entrega, el enfoque estará centrado en la parte hermenéutica del uso del Antiguo Testamento por parte de los autores del Nuevo Testamento.
Interpretación de las citas del Antiguo Testamento.
Cuando revisamos los contextos literarios en las citas originales, muchas veces difieren del contexto en el cual el autor del Nuevo Testamento inserta las citas, dándole un significado diferente al autor original en el Antiguo Testamento. Se aprecia una aparente ruptura de la fuerza ilocutiva y signos lingüísticos de los autores originales. Ahora bien, esto no implica que se irrespete la cita de origen y su contexto. Veamos por qué.
Hay varias posibles formas de explicar esto. Citaré dos:
Influencia de la Exégesis Rabínica
Se explicaría siguiendo un abordaje hermenéutico de los judíos, el cual es conocido como Pesher[i]. Un sub abordaje de esta línea de acción hermenéutica es el Raz-Pesher, la cual implica una exégesis de misterios. Esto tiene que ver con lo que conocemos como Sensus Plenior (sentido completo) subyacente en el texto de origen que Dios se reserva para sí y luego emerge en la historia de la redención descrito por algún autor del Nuevo Testamento. Hay muchos ejemplos de esto. Quizá uno de los más emblemáticos es el Raz-Pesher que Pedro hace en su primer discurso apologético en Hechos 2 de Salmos 16. 10:
“Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que, de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción”. (Reina-Valera, 1960, Hechos 2:25-31)
El autor de la versión del Evangelio según Mateo logra identificar un significado oculto (Raz-Pesher) o meta-mensaje en la mayoría de los textos de origen que cita en los capítulos 1 y 2 (1:23; 2:6, 15, 18, 23). De allí la aparente discrepancia contextual en el significado. Solo dos textos, 2.6 y 15 escapan de este enfoque hermenéutico. Y son dignos de ser explicados, sobre todo 2:15, por sus implicaciones exegéticas y teológicas.
El primero, 2.6, porque se trata de una profecía expresa acerca del lugar de nacimiento de El Mesías. Este tipo de citas por lo general siempre están alineadas al contexto literario de origen y son alusiones expresas acerca de la expectativa mesiánica prospectiva.
La segunda cita, 2.15, que viene de Oseas 11:1, porque esta obedece a otro patrón de interpretación que comentaré a continuación.
Patrones temáticos, Contextuales y Redentores Prospectivos
En la narrativa bíblica existen patrones temáticos contextuales particulares según sean los tópicos, y son de matiz recurrente. Recordemos que detrás de los diferentes escritores de la Biblia se encuentra la mente maestra de Dios, el cual tiene una capacidad excepcional de coordinación literaria, y bajo la inspiración divina, permite que los autores bíblicos sean recurrentes (quizá sin ellos saberlo) de patrones narrativos temáticos. Esto ocurre como recurso literario para crear expectativas en el lector de comportamientos recurrentes en cuanto a temas y contextos.
Esto es lo que ocurre con la cita de Oseas 11.1. Existe un patrón temático contextual que se repite, pero a la inversa para revertir en Cristo la tendencia temática. Me explico.
El caso de Egipto. Egipto, desde su primera ocurrencia bíblica, cuando Abram desciende allá por causa de una hambruna (Génesis 12.10-20) representa un lugar de problemas y tensiones desde la perspectiva temática y como contexto geográfico. Abram entró en problemas y tensión por causa de su esposa a quien presentó como hermana a Faraón. Sale de allí posterior a plagas que Dios envió a Egipto por causa de Saraí. El patrón se repite con Jacob y su parentela cuando descienden a Egipto por causa de una hambruna también (Génesis 46-50). Al principio, bonanza; luego esclavitud y salen de allí después de plagas que Dios envío a Egipto (cf. Éx. 7.14-10.29; 12.29-39). Nuevamente existen problemas y tensiones, y una salida prodigiosa orquestada por Dios.
Estos dos escenarios narrativos, Abram e Israel en Egipto, nos brindan un patrón temático contextual que nos condiciona a ver a Egipto como un lugar de problemas y tensiones.
En el caso de Mateo 2.13-15, esperaríamos por el patrón temático contextual antecedente, que Egipto represente un lugar de opresión para José, María y Jesús. Pero se invierte el esquema con la finalidad de revertir el patrón temático contextual. Jerusalén y Belén, tierra de paz para Israel, se convierte en un contexto hostil para El Mesías por causa de Herodes; entre tanto que Egipto, se convierte en un lugar de refugio y bonanza (Mateo 2-1-12), lo cual emula a Egipto en los tiempos de José, figura prospectiva redentora en la historia de la redención que anticipa a Jesús (Génesis 46-50).
Por otro lado, en la interpretación de este patrón temático contextual por parte del autor, él asume a Jesús como el nuevo Israel. La secuencia en la historia de la redención se proyecta así:
- Adán, creado a la imagen de Dios, fracasa como gobernante de la tierra (cf. Gén. 1-3)
- Israel como nación, fracasa como la heroína de las naciones de la tierra por causa de la idolatría (cf. Éx. 19.5, 6; Oseas 10.1-15; cf. Juan 15.1-17).
- Jesús es identificado por el autor de la versión según Mateo como el verdadero Israel a quien Dios llama de Egipto para restaurar a Israel y ser luz a las naciones (cf. Isaías 49.6) como implicación de Mateo 2.15.
Patrón Redentor Prospectivo. Al mismo tiempo, este patrón temático contextual se entiende como un Patrón Redentor Prospectivo bajo la figura de Egipto y el éxodo de Israel. Jesús conduciría a Israel a un nuevo éxodo, al pasar del presente siglo (periodo de sufrimiento y calamidad, Egipto/Babilonia) al siglo venidero (restauración y establecimiento del reino de Dios, bonanza, seguridad, tierra de Canaán) por causa del cumplimiento de la promesa del Padre con respecto al derramamiento del Espíritu Santo en el contexto de la fiesta de Pentecostés (Isaías 32.9-20; 44.1-5; Ezequiel 39. 25-29; Joel 2.28-32; Hechos 1.6,7; 2.14-21).
El derramamiento del Espíritu daría inicio al final del presente siglo y anticiparía el inicio del siglo venidero. El último y definitivo Éxodo. Lo curioso de todo esto, es que también Dios intervendrá en este nuevo éxodo con plagas a modo de juicio (Apocalipsis 16), con la salvedad que esta vez son siete (7) porque involucra a los gentiles como parte de la Iglesia de Cristo, su Cuerpo (Vea el libro de Josué y los siete grupos étnicos de gentiles que conformaban 31 naciones. Las siete copas de la ira de Dios que representan plagas a modo de juicio, son una evocación de evento histórico en el Antiguo Testamento).
Todo éxodo implica la intervención de Dios. Note que el derramamiento del Espíritu se une en la línea del tiempo con el día espantoso de Jehová. No en vano en Apocalipsis 15, previo a las siete copas de la ira de Dios, se canta el Cántico de Moisés, después del Éxodo (Apocalipsis 15:3; cf. Éxodo 15:1-19). Esto no es una mera evocación de un evento histórico. Se trata de la reproducción histórica del éxodo como evento redentor rumbo al establecimiento del reino y la nueva creación (Apocalipsis 16-21). Observe el siguiente cuadro.
Figura 4
Bautismo con el Espíritu y el Día Espantoso de Jehová
Conclusiones
Los autores del Nuevo Testamento hacen diferentes usos del Antiguo Testamento en sus composiciones literarias. Existen distintas formas en las que ellos citan al Antiguo Testamento desde diversas fuentes disponible en el momento histórico a causa de factores multilingües y pluriculturales, y los propósitos de tales citas son múltiples, dado el peso de autoridad que representa el Antiguo Testamento en la fe y teología de los primeros líderes de la iglesia en el siglo I.
En muchas ocasiones, los autores del Nuevo Testamento no siguen la intención del autor original de las citas que ellos extraen del Antiguo Testamento, dándoles un significado nuevo y diferente en su composición literaria. Esto se explica por medio de la influencia que ellos tenían de la exégesis rabínica y, más allá de esto, por la inspiración de Dios en el registro de la historia de la redención.
Por otro lado, es importante siempre tener en cuenta que detrás de los hagiógrafos del texto sagrado se encuentra la mente maestra de Dios realizando una coordinación estelar del mensaje de la redención al hombre de todos los tiempos. De allí que se pueden observar diferentes patrones temáticos contextuales y patrones redentores prospectivos que apunta al Redentor Jesús, e identificarlos, representa una gran riqueza exegética para la iglesia militante en el contexto de un mundo hostil.
Estas consideraciones hermenéuticas pueden ser de gran utilidad a la hora de toparnos con diferentes citas bíblicas provenientes del Antiguo Testamento, de tal manera que podamos realizar una exégesis sana del texto sujeto a estudio.
Es muy importante agudizar nuestros sentidos de observación del texto bíblico para lograr detectar evocaciones del Antiguo Testamento en sus distintas formas en el Nuevo Testamento, así como también identificar patrones redentores prospectivos para realizar procedimientos exegéticos a la luz de la historia de la redención.
Este artículo fue escrito por:
Jorge Eliécer Navarrete G.
Profesor de Ciencias Teológicas y estudiante del programa de Doctorado en Teología de UCL
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[i] El Pesher era un abordaje hermenéutico de la comunidad del Qumrán que asumía el cumplimiento escatológico en sus tiempos (Melgares, 2009, pág. 55). Particularmente, estimo que este abordaje tiene asidero bíblico tomando en cuenta que los últimos días (la escatología) inició con la venida de Jesucristo y el cumplimiento que él dio a la promesa del Padre en cuanto al derramamiento del Espíritu Santo (cf. Hebreos 1:1-4; Joel 2:28-32; Hechos 2:16ss).