Génesis 15; 6-20 nos relata cómo el Señor habla al patriarca Abram y hace un Pacto con él, pero antes, le solicita llevar al sacrificio algunos animales, los cuales tienen un alto simbolismo: 1. Una ternera o becerra (sacrificio por el pecado Éxodo 29:14), y reconciliación (sacrificios de paz, en los cuales también se sacrificaba este tipo de animal Éxodo 24:5); 2. Una Cabra (sacrificio de tipo expiatorio. Levítico 5;6); 3. Un Carnero: Consagración (Éxodo 29: 1 y 31); 4. Una tórtola y un Palomino o pichón de paloma (holocaustos de aroma grato al Señor. Levítico 1:14-17).
Pero este impresionante escenario espiritual se ve obstaculizado por visitantes poco agradables: “LAS AVES DE RAPIÑA”, con las cuales el patriarca debe luchar de manera agónica para impedir que se llevaran las ofrendas solicitadas por Dios. Estas podrían ser cualquier tipo de aves carnívoras, robustas; como buitres, halcones, águilas o gavilanes. Noten que el texto dice “se le abalanzaban”, por un momento tratemos de imaginar picos fuertes, garras afiladas, vuelo fuerte diseñado para asustar presas y ruidos estridentes para causar confusión. Todo ello tuvo que enfrentar Abram por angustiosas horas y no sabemos en qué momento estas molestas aves se retiran y el pobre Abram cae en profundo sueño y es envuelto por una oscuridad aterradora; todo esto previo a la palabra de Dios y la ratificación de uno de los pactos más profundos de la historia de Israel.
Pero qué lecciones podemos extractar de esta noche oscura:
- Toda obra grande de Dios trae consigo una bendición, pero no estamos exentos de oposición.
- Ataques dirigidos a los ojos. Debemos estar vigilantes de no perder la visión en medio de las dificultades. Puestos los ojos en Jesús es que podemos librar la batalla.
- Ataques a la cabeza. Cuántas veces los primeros saboteadores de nuestros planes somos nosotros mismos, permitimos que pensamientos de fracaso nos inunden o también dejamos que el enemigo nos hable al oído y nos susurre “yo no puedo, yo siempre fracaso, para qué intentarlo”. Cuidemos nuestros pensamientos
- Las garras hechas para quitar y desgarrar. Muchas ocasiones por causa de hacer un trabajo para Dios o cumplir nuestras metas, se generan conflictos, envidias, malentendidos absurdos y chismes. Así es el enemigo, que busca romper nuestros tejidos sociales y círculos de amistades. Estemos atentos a la estrategia del maligno
- Ataques por la espalda. Es lógico pensar que Abram debió tratar de cubrir los sacrificios usando su cuerpo y dejando su espalda a merced de las carroñeras; cuantas veces en el liderazgo recibimos golpes por la espalda, comentarios que duelen, que nos quitan pedazos de nosotros y vienen de quién menos esperamos. Nuestra confianza está en Dios y no en el hombre
- Semejante ataque no es más que el enemigo que quiere robar la bendición para que no se levante el sacrificio de olor grato. Somos el aroma de Cristo, 2 corintios 2:15. Por eso Abram luchó con todas sus fuerzas, porque sabía lo que estaba en juego.
- ¿Por qué huyeron las aves? Huyeron ante la persistencia de este hombre decidido a recibir la bendición de Dios. Resistimos al diablo y huirá de nosotros
¿Estás desanimado (a) por las circunstancias? ¿Identificaste aves de rapiña dando vueltas en tu vida? Solo persiste no te dejes robar lo tuyo; al fin y al cabo, es solo una noche y pronto aparecerá en medio de tu oscuridad una hornilla humeante y una antorcha encendida, preservando todo lo que ha sido sacrificado. En Dios “ningún sacrificio se pierde”, pero tú debes hacer tu parte…no desistas, “PERSISTE”
Nombre: MARIA DEL PILAR SALAZAR
Decana académica Universidad Cristiana Logos.
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