Este comentario al pasaje citado arriba está motivado por las dudas que sugiere el vers. 5, acerca de la seguridad inmutable de la salvación.
- Escribe al ángel de la iglesia en Sardis; El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
- Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
- Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre tí como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre tí.
- Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
- El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de los ángeles.
- El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
La clave está en el vers. 1, «Yo conozco… que tienes nombre de que vives»; y el veredicto del Señor: «pero estás muerto»
La razón para que haya vida se nos describe en los vers. 3 y 4, «El arrepentimiento y la fe» Lo cual hallamos en las Escrituras desde el principio al fin.
Mas en contraposición a los que dicen estar vivos… y no lo están, el vers. 4 nos muestra que había en la iglesia «unas pocas personas» las cuales han obedecido al mandato del arrepentimiento y la fe. Seguramente que los que decían estar «vivos» las conocían, y quizás querrían ser como ellas… mas sin dejar el pecado.
Dios es misericordioso en gran manera, y lanza un reto en el vers. 5 a los que dicen «estar vivos» y están muertos. Pienso que, tomando las propias palabras de ellos, pues coinciden con el deseo de Su corazón por los perdidos: «y no borraré su nombre del libro de la vida».
Ellos decían: «Somos salvos, nuestros nombres están escritos en el libro de la vida» ¡pero no era cierto! Y Dios les dice: Si os arrepentís y aceptáis por fe a mi Hijo, haré como decís: Vuestros nombres estarán escritos en el libro de la vida, y no serán borrados»
¡Bendito sea Dios que no deja de llamar al pecador en los tiempos y ocasiones oportunas!
Así que una vez más en este mensaje a las iglesias, Dios busca abrir los ojos de los que están en ellas, pero aun NO SON SALVOS, y creen el engaño del diablo de que podrán estar en el Cielo con vestiduras de pecado.
Referencias Bibliográficas
- Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
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