¿Cómo sé que Cristo vive en mi?

¿Cómo sé que Cristo vive en mi?

Estimado amigo, hace algún tiempo escribiste a Sociedad Bíblica preguntando:

¿Cómo puedo saber que Jesús vive en mí y me escucha cuando le hablo?

Permíteme que te hable un poco sobre ese tema tan importante como es el tener a Cristo viviendo en tu corazón. Recordando   Apocalipsis 3:20:

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”

El Señor promete entrar si le abrimos la puerta, la llave está por dentro y sólo nosotros podemos hacerlo, El podría derribarla, pero no lo hace, no lo hará, es todo un caballero. Si tú sinceramente le dices: “Señor, entra”, El lo hace ¡no va a dejar de cumplir una promesa! Y tampoco hace acepción de personas. Si se lo dices de corazón, en una sencilla oración, cuando acabas de orar ¿Dónde está Cristo? ¿Fuera? No, Cristo está dentro de tu corazón. Tienes que confiar en El, en que cumple, y darle las gracias porque lo ha hecho. Nuestra parte ahora es la fe, confiamos en El, porque es de fiar, le creemos, y a partir de ahora sabemos y creemos que está viviendo en nosotros y ¡nunca se va! Su permanencia en nosotros no va a depender de cómo nos sintamos, o donde estemos, o hagamos lo que hagamos.

Ahora bien, cada uno somos como somos y Dios respeta eso, unos cambian más de prisa y otros más despacio, hay conversiones espectaculares y hay otras que parece que no ha pasado nada ¡pero ha pasado! Porque si Cristo está dentro de una persona eso es una revolución, pero según Dios, no según Pancho Villa. No tenemos que tomar otros modelos, ni querer que nos pase lo mismo que a otros. Dios sabe lo que hace y cómo lo hace. Confiemos en El. Porque la base de la nueva vida es la fe.

A esto le llama el evangelio, la conversión, el nuevo nacimiento, el pasar de muerte a vida. Hay lugares en el Nuevo Testamento donde se dice que somos en ese momento como niños recién nacidos, que empezamos una nueva vida, antes estábamos en Adán, ahora en Cristo. Pero este desarrollo lleva tiempo, un niño necesita tiempo para crecer, para andar, para aprender el idioma, para formarse hasta llegar a ser hombre maduro. Así es la vida cristiana. No crece un árbol en un día, ni se hace un rascacielos en una semana. La respuesta debe ser la fe, Dios es fiel, no miente, y El nos va a llevar adelante aun ¡a pesar de nosotros mismos!

Es igual con la oración, nosotros le pedimos y por la fe sabemos que nos ha escuchado, Jesús hace promesas en Su Palabra de escucharnos, darnos y responder a nuestras oraciones que debes ir descubriendo en el evangelio que estás estudiando y que son Sus Palabras y hacerlas tuyas, como si El te las hiciera a ti.

Así cuando hablamos con Jesús y le pedimos algo, debemos creer que El nos oye y nos va a responder con lo que es lo mejor para nosotros ¡Aunque no sea justamente lo que le hemos pedido y tan pronto como nosotros queremos!

Luego tenemos que ir aprendiendo a conocernos, qué pasa con la vieja vida ¿Se quita de golpe con la conversión? Tenemos que crecer en la gracia y en el conocimiento de Jesucristo.

Recuerda: ¡Cristo vive en mi y en ti!

 

Referencias Bibliográficas

  1. Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
  2. correo: cursosbiblicos2000@yahoo.es
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