Evolución o creación

Evolución o creación

¿VENIMOS DEL MONO?

El interesante escritor Domingo Fernández relata la siguien­te experien­cia en su libro titulado «Pa­ra tí que dudas»

– Hace algún tiempo un hombre me dijo:

– No creo en Dios.

– Y si no cree en Dios ¿en que cree? le pregunté.

– Creo en lo que veo -me respondió- en lo que se puede compro­bar por medio de los sentidos.

– Hay una cosa cierta-le dije- usted y yo estamos aquí. ¿De dónde venimos?

– Venimos del mono.

– Cree en la teoría de la evolución. ¿No es cierto?

– Si señor-me dijo- eso es lo que creo.

– ¿Ha visto algún mono en proceso de convertirse en hombre?

– Tengo que confesarle que no lo he visto.

¿Sabe de alguien que alguna vez, en alguna ocasión de la historia, haya visto a un mono en proceso de evolución?

-No. Tampoco se de alguien que haya visto tal cosa.

-Luego entonces, confiesa que cree en lo que no ve, en lo que nadie ha visto ni verá jamás. Usted ha dicho que necesita pruebas palpables para creer. ¿Puede presentarme pruebas sensibles, palpables, razonables y sensatas que corroboren la teoría de la evolución?

El hombre se quedó pensando un momento y dijo:

-La verdad es que no tengo esa clase de pruebas.

¡Y cómo iba a tenerlas! Si la evolución fuera una ley de la naturale­za, nos encontraríamos ahora mismo con peces, lagartos, gatos, perros y monos en proceso de evolución. Eso no existe, ni hay evidencias de que haya existido jamás»

NOTAS SOBRE «LA EVOLU­CION»

Los cielos y la tierra fueron creados por la Palabra de Dios, la evolución no tiene base, los evolucionistas todavía están buscando el eslabón perdido. Ellos confían en sus palabras mágicas de «millones de años» y «el azar» y «la casualidad» para explicar lo que nos cuentan, pero tú suponte que desarmas un reloj y estás millones de años revolviendo todas las piezas en un saco, ¿Crées que alguna vez saldría el reloj hecho y funcionado por azar o por casualidad?  ¿Cómo se puede decir que una Creación tan maravillosa en los grandes y pequeños detalles se haya echo sola y por casualidad?  Hay tanta evidencia de un Creador sabio y todopoderoso que se necesita estar ciego para no verlo.

Alguien dijo también respecto a los «millones de años» que los evolucionistas necesitan para que las cosas hayan llegado a ser lo que son hoy: «¿Crees tú que si a un millón de monos se les dejara golpear las teclas de un millón de máquinas de escribir durante un millón de años, acabarían escribiendo una obra de Shakespeare?

Los prime­ros capítulos de la Biblia nos cuentan cómo fueron creadas las cosas.

¿TODO ES CASUALIDAD?

Mi vecino dice que no cree, pero quiere decir que cree otra cosa que yo, a saber: Cree que todas las cosas surgie­ron casualmente.

Cuando nada existía, de repente, casualmente existía algo. Casual­mente los elementos se formaron con su maravillosa estructura. Casualmen­te se juntaron de tal forma que nació una célula viva. Casualmente estas células formaron un microorganismo. Casualmente la flora y la fauna se desa­rrollaron de ellos. Casualmente un mono evolucionó en hombre. Casualmente este hombre empezó a pensar: Uno pensaba casualmente que no hay Dios y que el azar le hará desapare­cer tal como apareció. Otro pensaba casualmente que hay un Creador de todas las cosas que le ama y tiene un destino eterno para él. Casualmente mi vecino era el primero y yo el otro. Entonces pensé que él me consideraría un casual hombre de suerte, pero casualmente no era su conclusión. ¡Pobre vecino!

Adrián Kooijman

EL RELOJ EXIGE UN RELOJE­RO

No soy un sabio, ni mucho menos. No utilizo un microscopio electróni­co para ver lo infinitamente pequeño, ni un gigantesco telescopio para observar los astros. Tampoco he leído las obras de los filósofos que tratan de explicar el Universo sin querer reconocer a Dios, sin embargo, veo a Dios en todas partes: En la estructura de los mundos y en su movimiento en el espacio, al igual que en la semilla que el labrador echa en el surco, la que, aunque no lo parezca es portadora de la vida. El mismo cuerpo humano está constitui­do con tal sabidu­ría que la ciencia de los hombres está muy lejos de conocer todos sus secretos.

¡Y quieren hacerme creer que el azar es el origen de semejan­tes cosas! ¡Y me dicen que un proceso químico y biológico lo explica todo! Pero, ¿Quién concibió, ordenó y estableció este proceso? Hallé sólo una respuesta que lo explica todo: Dios. Dios, infinitamente sabio, infinitamen­te poderoso creó todas las cosas y, un día, pondrá fin a la existencia de todo. Como se ha dicho muchas veces: «No puedo concebir que ese reloj exista y que no haya un relojero».

Pero eso no es todo. Dios no es solamente el todopoderoso Creador, sino que es también el Dios Salvador.

Sí, el pecador miserable tiene más precio a LOS ojos de Dios que el cortejo innumerable de estrellas en los cielos.

La Buena Semilla

LO QUE DICE LA BIBLIA

«En el principio creó Dios los cielos y la tierra»

Génesis 1:1

«Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firma­mento anuncia la obra de sus manos»

Salmo 19:1

«Porque lo que de Dios se conoce está manifiesto, pues Dios lo manifestó, porque las cosas invisi­bles de El, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excu­sa.»

Romanos 1:19-20.

«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la con­vic­ción de lo que no se ve… Por la fe entendemos haber sido constituido el Universo por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.» Hebreos 11:1-3

 

Referencias Bibliográficas

  1. Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
  2. correo: cursosbiblicos2000@yahoo.es
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