Hasta tal punto es esto así, que muchos reconocen que el tiempo pasado
en un hospital les hizo un inmenso bien interior, pues tuvieron tiempo para mirar introspectiva y retrospectivamente, considerar su estilo de vida, su agenda de actividades cotidianas, sus prioridades y valores, sus interrelaciones personales, sus agentes motivadores, sus perspectivas de futuro, y cuestionarse el porqué del dolor y la enfermedad.
Muchos, después de pasar un tiempo en estado crítico, tomaron decisiones comprometedoras y dieron pasos que vinieron a transformar su vida; hasta tal punto que, pasado algún tiempo, testifican que, paradójicamente, la enfermedad fue una bendición para sus vidas.
A veces, con mucha más frecuencia de lo que imaginamos, la enfermedad viene a contribuir en el descubrimiento de que muchas cosas que parecen de suma importancia durante el tiempo de salud no lo son tanto; incluso se vuelven absolutamente secundarias, cuando no totalmente irrelevantes.
Y no sólo cosas, sino lo que es mucho más grave, personas que no eran
apreciadas, valoradas y tenidas en alta estima, o bien “dadas por hecho”, ahora resultan ser de mucho valor; lo que realmente siempre fueron, sin que nosotros nos percatamos de ello por causa del activismo característico de los períodos de ausencia de enfermedad o dolencia; cuando los humanos olvidamos nuestra fragilidad y no miramos a nuestro alrededor, no reparamos en quienes nos rodean, porque nuestra mirada está clavada en objetivos materiales a costa del desprecio de los demás.
El tiempo de enfermedad vuelve al hombre y a la mujer más humanos, mejor preparados para la vejez y sus achaques. Naturalmente, permite una apreciación mayor de la salud y el bienestar; relativiza, como ya hemos dicho, la importancia de los problemas; nos ayuda a ser más genuinamente humildes y a vivir más a ras de suelo; y descubrimos, si no lo sabíamos, que las cosas más importantes de la vida no son cosas, sino personas.
Entre cristianos se produce también el fenómeno de descubrir la diferencia entre la lectura superficial de la Biblia, en medio del ajetreo de la vida moderna, y la lectura reflexiva. Al efecto, un pastor me confesaba recientemente que estando postrado en el lecho de la enfermedad, descubrió que llevaba muchos años leyendo las Sagradas Escrituras para preparar estudios bíblicos, sermones dominicales y las demás ceremonias eclesiásticas, pero no lo había hecho realmente para su propia alimentación espiritual.
En medio de la vorágine del activismo solemos olvidar que el “kairós”, el
tiempo de calidad y de la experiencia del momento oportuno, que representa el tiempo en potencia, no se puede adquirir como un “algo” añadido, sino que somos nosotros quienes tenemos que construirlo dentro del tiempo “kronos”, el que los presocráticos personalizaron, el que nosotros podemos medir en nuestros calendarios en función del paso de las estaciones, redimiendo a éste último y despojándose de toda la carga innecesaria, de la impedimenta que reduce la calidad de la vida.
Ha sido necesario para muchos pasar un tiempo hospitalizados para hallar la diferencia entre la lectura y el estudio mecánicos de la Biblia y la lectura reflexiva, en medio de la quietud de las largas horas de estancia en el hospital, cuando se descubre igualmente una duración del día más aproximada a la realidad. Así ha sido como muchos han descubierto que, a pesar de estar saturados de conocimiento bíblico, espiritualmente estaban desnutridos y desfallecidos.
El testimonio de muchos hombres y mujeres de todas las latitudes coincide
en que personas y situaciones que durante el tiempo de salud fueron “dadas por hecho”, al llegar la enfermedad y recuperar el tiempo de reflexión perdido, se han redescubierto como los más importantes “activos” de la vida. Y de esa manera, el tiempo de enfermedad o de postración ha servido para acelerar procesos de maduración que, de lo contrario, hubieran sido mucho más lentos, o que incluso jamás hubieran podido darse.” (Yebra, 2011, pp. 23-24)
Referencias Bibliográficas
- Yebra, J. (2011). Breves Reflexiones sobre Capellanía Hospitalaria. Comunidad Cristiana Eben- Ezer de la Villa de Vallecas, Madrid. Pp. 23-24
- Curso MOODLE – CAP101 Introducción a la Capellanía. Universidad Cristiana Logos -UCL-
- Apuntes del Profesor José Juan Sosa Morales