Una persona que padece una depresión severa necesita ayuda profesional. No es aconsejable, y es peligroso, que personas entusiastas de la salud bien intencionadas, pero no entrenadas intenten interferir en la vida de una persona que lucha con esta afección. Hay una cantidad de maneras de abordar el tratamiento de una depresión severa. Cualquiera que tenga síntomas de depresión debería buscar la ayuda de un profesional de la salud instruido y calificado. Una evaluación cuidadosa ayudará a determinar la forma exacta de tratamiento que se necesita. Los casos severos pueden requerir una internación. Junto con la medicación, tales programas proveen asesoramiento psicológico y un abordaje útil, tal como la terapia cognitiva conductual. Muchas veces los pacientes toman medicación por unos cuantos meses y, a veces, requieren tratamientos repetidos.
La depresión menor en hombres y mujeres muchas veces se mejora con programas de ejercicio. La Facultad de Medicina de Harvard informa datos esperanzadores acerca de este abordaje de la depresión. Un análisis de las investigaciones realizadas desde 1981 concluyó que “el ejercicio regular puede mejorar el ánimo en personas con depresión leve a moderada, y hasta puede ser un buen complemento al tratar con la depresión severa”.
El informe continúa diciendo que “en una investigación publicada en Archives of Internal Medicine [Archivos de medicina interna], se prescribió a 156 pacientes deprimidos un programa de ejercicio aeróbico, o bien se les prescribió un inhibidor selectivo de recaptación de serotonina llamado sertralina (Zoloft, un antidepresivo), o bien se les prescribieron ambas cosas. A las 16 semanas, entre el 60 y el 70% de las personas en los tres grupos ya no tenían depresión severa. De hecho, los puntajes grupales en dos escalas de medición de la depresión eran esencialmente los mismos”. “Una investigación publicada en 2005 […] descubrió que caminar rápido durante 35 minutos por día 5 veces por semana o 60 minutos por día 3 veces por semana mejoró significativamente los síntomas en personas con depresión leve a moderada”.
Si se siente un poco deprimido, salga afuera, camine y respire profundamente. Mientras lo hace, puede meditar en la bondad de Dios y pedirle a él que llene su mente con pensamientos positivos.
Otro factor al abordar la depresión tiene que ver con los alimentos que ingerimos. Los investigadores de Gran Bretaña consideraron la depresión y la dieta en más de tres mil oficinistas de edad media a lo largo de cinco años. Descubrieron que las personas que consumían una dieta de comida chatarra –una que era alta en carnes procesadas, chocolates, postres dulces, frituras, cereales refinados y productos lácteos de elevado contenido graso– tenían mayores probabilidades de informar síntomas de depresión”. En otras palabras, cuando usted come sus verduras, está beneficiando a su cerebro tanto como a su cuerpo. La depresión es un tema complejo, pero una dieta saludable es parte de un programa general de bienestar que ayudará a reducir el problema.
Algunos hábitos generales de salud también pueden ser efectivos: Consumir una dieta sana y equilibrada basada en vegetales. Tener rutinas regulares de descanso y sueño. Ejercitarse regularmente al aire libre. Cultivar relaciones significativas con familiares y amigos. Confiar en el poder y la gracia de nuestro amoroso Padre celestial. Cambiar su patrón de pensamiento, tratando de enfocar la mente en las posibilidades y en cosas positivas. Buscar ayuda profesional si tiene síntomas de depresión por períodos prolongados, y luego siga el tratamiento prescrito por un profesional calificado de la salud.
Uno de los antídotos más fuertes para la depresión es el apoyo social. Las relaciones cálidas y amantes, las amistades íntimas y lazos familiares fuertes producen toda la diferencia. Si se siente deprimido, hable con un amigo, comparta su carga con alguien en quien puede confiar. No necesita llevarla solo. De hecho, Jesús mismo nos invita a llevar nuestras cargas más pesadas: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Al lidiar con la depresión, puede ser útil un buen manejo del estrés, así como una equilibrada relación espiritual con Dios. “A todos nos tocan a veces momentos de intensa desilusión y profundo desaliento, días en que nos embarga la tristeza y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; días en que las dificultades acosan el alma, en que la muerte parece preferible a la vida. Entonces es cuando muchos pierden su confianza en Dios y caen en la esclavitud de la duda y la servidumbre de la incredulidad. Si en tales momentos pudiésemos discernir con percepción espiritual el significado de las providencias de Dios, veríamos ángeles que procuran salvarnos de nosotros mismos y luchan para asentar nuestros pies en un fundamento más firme que las colinas eternas; y nuestro ser se compenetran de una nueva fe y vida”. Todos en algún momento sufren depresión como resultado de los eventos desafiantes de la vida. En esos momentos podemos contar con la ayuda de Dios.” (Finley & Landless, 2014, pp. 55-59)
Referencias Bibliográficas
- Finley, M. & Landless, P. (2014). Viva con Esperanza: Secretos que pueden cambiar su vida. Asociación Casa Editora Sudamericana. Pp. 55-59
- Curso MOODLE -CAP102 Trastorno Estrés Postraumático- Universidad Cristiana Logos -UCL-
- Apuntes del Profesor José Juan Sosa Morales