Jason, el Pastor
Jason ha estado pastoreando la Primera Iglesia Congregacional, con sus ciento ochenta y cinco miembros, durante los últimos cinco años. Hace poco, tanto su esposa como un buen amigo lo han estado animando para que se imponga con mayor fuerza en la toma de decisiones para el ministerio y el liderazgo.
Jason está de acuerdo en que debería hacerlo, pero también tiene temor de causar desagrado o desilusión en la gente. Su personalidad extrovertida y amistosa, junto con su buena capacidad para escuchar, le sirven de camuflaje a su reacción alérgica contra toda clase de conflictos.
No obstante, después de cinco años, los efectos dominó de esta aversión se están sintiendo ya en toda la iglesia. Por ejemplo, cuando Jessica se ofreció de voluntaria para ser la directora del ministerio con los niños, a Jason le preocuparon su falta de experiencia y su tendencia a sentirse ofendida con facilidad. No obstante, lo aceptó, porque no quería desilusionarla ni herirla.
Pero al cabo de un año, él estaba haciendo parte del trabajo que le correspondía a ella para que el ministerio siguiera adelante y para aliviar las tensiones que experimentaban los voluntarios cuando interactuaban con ella. Tanto la junta de la iglesia, como la mayoría de los padres, sabían que Jessica no era la persona adecuada para desempeñar ese papel. Tenían en la sala un problema del tamaño de un elefante, pero nadie se quería enfrentar con él.
Jason también quiere comenzar un culto de adoración contemporánea a las once de la mañana, y pasar el culto actual de las diez a una hora más temprana. Escribió unos planes para proponer formalmente el cambio en una reunión de la junta, pero sospechó que dos de los seis miembros se opondrían fuertemente a él. Jason nunca llegó a proponer el cambio, ni a iniciar una conversación acerca del futuro de la iglesia. De manera que la iglesia sigue perdiendo gente joven.
La incapacidad de Jason para decir que no, para no estar de acuerdo o para arriesgarse a desilusionar a otros tiene sus raíces en su familia de origen, y en la forma en que se relacionaban entre sí en ella. Las reglas sobreentendidas con las que había crecido indicaban algo parecido a esto:
No incomodes a los demás.
Tú tienes la responsabilidad de hacer felices a tus padres.
Cuando te sientas triste o enojado, guardatelo.
Eso llevó a Jason a no ser del todo sincero, y a involucrarse excesivamente en los sentimientos de la demás gente. Ahora, ese doloroso legado familiar está paralizando su liderazgo. Cuando un miembro de la junta lo invitó a desayunar, él sintió temor.
«¿Por qué siempre tienes que hacer las cosas de tal manera que nadie pueda tener nada en tu contra?», le preguntó aquel miembro de la junta. Jason se sintió como si le hubieran propinado un puñetazo en el estómago. Él sabe que no puede seguir evitando el enfrentamiento con su aversión a los conflictos por mucho más tiempo. Lo que tal vez no comprenda es que ese miembro de la junta, en realidad le estaba haciendo un obsequio. Ahora, la pregunta es esta: ¿qué va a hacer Jason con él?
Para poder arrancar de raíz la fuente de su intensa aversión con los conflictos, Jason se va a tener que enfrentar con la compleja y exigente naturaleza de su sombra. A diferencia de otros, que han dado sus primeros pasos reflexionando sobre la forma en que su caos interior se manifiesta externamente en su trabajo, Jason ha evitado lanzarse por ese camino… y su iglesia está sufriendo las consecuencias.” (Scazzero, 2016, pp.62-63)
Referencias Bibliográficas
- Scazzero, P. (2016) El Líder Emocionalmente Sano. Editorial Vida
- Apuntes del Profesor José Juan Sosa Morales.