Profesor José Juan Sosa Morales
«Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor» (Efesios 4:1-2).
La Revelación de una Verdad Transformadora
Recuerdo como si fuera ayer una declaración que escuché en un estudio bíblico en enero de 1952: «La Biblia debe aplicarse a la vida diaria.» Aunque esa frase puede parecer obvia hoy en día, en ese momento fue una revelación para mí.
Habiendo crecido en la iglesia y permanecido dentro de sus límites morales, nunca había escuchado antes que las Escrituras debían aplicarse de forma práctica en mi vida cotidiana. Esa noche, fue como si una luz se encendiera en mi mente. Era un joven oficial de la marina en ese entonces, y de regreso a mi barco oré: «Dios, desde esta noche, ayúdame a aplicar la Biblia en mi vida diaria.»
El Significado del «Andar» Cristiano
La frase «vida diaria» es crucial en esta transformación. En Efesios 4:1, el apóstol Pablo nos exhorta a “andar como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. En este contexto, «andar» significa cómo vivimos nuestras vidas en el día a día: en el trabajo, en nuestras tareas domésticas, haciendo compras o cumpliendo las múltiples obligaciones diarias.
Cuando Pablo nos llama a un «andar digno», lo primero que menciona es la humildad. Esto no es solo una actitud abstracta; tiene implicaciones prácticas en cómo nos relacionamos con los demás. La humildad debería marcar nuestras interacciones, ya sea cuando conducimos, cuando hablamos con nuestro cónyuge o hijos, cuando tratamos con compañeros de trabajo o incluso con un desconocido en una tienda. Todo lo que hacemos debe estar impregnado de humildad.
Humildad: Contracultural y Esencial
En el mundo grecorromano en el que vivía Pablo, la humildad era vista como una señal de debilidad y era despreciada. Hoy en día, nuestra cultura tampoco la valora mucho, aunque puede que en círculos cristianos se le preste algo más de atención. A pesar de admirar la humildad de otros, a menudo no tenemos deseos genuinos de practicarla nosotros mismos.
Sin embargo, cuando Pablo escribió «andad (…) en humildad», no estaba dando simplemente un consejo; hablaba con la autoridad de Dios. La Biblia, como lo declara 2 Timoteo 3:16, es inspirada por Dios. Los autores bíblicos escribieron bajo la guía del Espíritu Santo, y por lo tanto, podemos confiar en que lo que la Biblia dice es lo que Dios nos está diciendo a nosotros hoy.
El Mandato de la Humildad
El tema central aquí es la autoridad. Y la autoridad significa quién tiene el derecho de mandar. Aunque Pablo se dirigía a sus amigos con una palabra suave, «os ruego», la realidad es que el llamado a vivir en humildad no es opcional para el creyente; es un mandato divino.
En nuestro mundo moderno y agitado, a menudo descartamos la humildad, la gentileza y la paciencia, pensando que son cualidades irreales frente a las presiones de la vida. Sin embargo, si deseamos aplicar la Biblia a nuestra vida diaria, no podemos ignorar este llamado a vivir con un espíritu de humildad, incluso en medio de las dificultades.
Conclusión
Vivir una vida cristiana que agrada al Señor no significa simplemente adherirse a normas morales o doctrinas correctas; significa aplicar de manera constante y práctica las enseñanzas de la Biblia a cada aspecto de nuestra vida diaria. La humildad no es solo una virtud idealista; es una exigencia práctica que refleja la vida de Cristo en nosotros. ¿Estamos, como cristianos, verdaderamente dispuestos a vivir para agradar al Señor en nuestras acciones cotidianas?
Referencias Bibliográficas
- Apuntes del Profesor José Juan Sosa Morales
- Bridges, J. (6 de abril de 2012). Bienaventurados los Humildes, La Bendición de la Humildad, CLC Editorial.