El final de cada año suele ser un momento de reflexión, de mirar atrás y evaluar todo lo vivido. Sin embargo, para muchas personas, la temporada de fin de año puede ser especialmente difícil. El clima más frío, las expectativas de felicidad durante las festividades y la presión por cumplir con metas y propósitos no alcanzados, pueden crear una sensación de vacío emocional, estrés y, en algunos casos, desesperanza. La depresión de fin de año es una realidad compleja, y se intensifica para aquellos que sufren la pérdida de seres queridos, luchan con enfermedades o atraviesan situaciones difíciles. Lamentablemente, algunos pueden llegar a tomar decisiones drásticas, como el suicidio, impulsados por el dolor y la desesperación.
Como cristianos, nuestro llamado es ofrecer esperanza, consuelo y apoyo a aquellos que atraviesan tiempos difíciles. La depresión, aunque dolorosa, no define a la persona, y la vida siempre tiene un propósito en Cristo. En este blog, abordamos el tema de la depresión en fin de año, lo que la Biblia dice acerca del sufrimiento y la desesperación, y cómo la consejería cristiana puede ofrecer un camino hacia la esperanza y la restauración.
La Realidad de la Depresión de Fin de Año
La depresión de fin de año no es un fenómeno nuevo ni desconocido. Se habla de ella como un «Trastorno Afectivo Estacional» (TAE), que afecta a muchas personas en los meses más oscuros del año, especialmente cuando los días se hacen más cortos y la luz solar disminuye. Pero también en países “sin estaciones” puede darse un fenómeno parecido.
El sufrimiento emocional también puede estar relacionado con recuerdos dolorosos de pérdidas, fracasos o problemas no resueltos. En la Navidad y el Año Nuevo, las expectativas de alegría y unidad familiar a menudo solo profundizan la sensación de soledad y desánimo para aquellos que no pueden disfrutar de estas festividades como lo desearían.
El dolor emocional no siempre es visible. La gente que pasa por estas épocas difíciles puede sonreír en las fiestas, pero por dentro experimentan un vacío profundo. La Biblia nos recuerda que Dios ve el corazón y que Él está cerca de los que sufren.
«Cerca está Jehová de los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.» (Salmo 34:18, Reina-Valera 1960)
Este versículo es un recordatorio de que, aunque el sufrimiento sea real, Dios está cerca de aquellos que están quebrantados, ofreciendo consuelo y esperanza. No hay lugar en el que Él no pueda llegar, ni dolor que Él no pueda sanar.
El Suicidio: Una Trágica Decisión
Desafortunadamente, las personas que luchan con la depresión a veces llegan a un punto donde el dolor parece insoportable, y el suicidio puede parecer la única salida. Aunque los motivos detrás del suicidio son complejos, es importante señalar que, como cristianos, sabemos que la vida es un don precioso de Dios, y que nadie está solo en su sufrimiento. La Biblia nos enseña que nuestra vida tiene un propósito, y que, por más oscuro que parezca el camino, siempre hay esperanza en Cristo.
«Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.» (Jeremías 29:11, Reina-Valera 1960)
Este versículo nos da la certeza de que Dios tiene planes de paz para nosotros, no de mal, y que incluso en las temporadas más oscuras, Él está trabajando para darnos un futuro lleno de esperanza. La decisión de terminar con la propia vida no es el camino que Dios desea para ninguno de nosotros. A través de la consejería cristiana, podemos recordar a las personas que la vida sigue teniendo valor, que no están solas y que hay esperanza más allá del dolor inmediato.
Consejería Cristiana: Brindando Esperanza en Medio de la Desesperación
La consejería cristiana juega un papel fundamental en la vida de quienes atraviesan la depresión, especialmente en esta época del año. Como cristianos, podemos ofrecer un espacio seguro para que las personas expresen su dolor, y brindarles las herramientas espirituales y emocionales necesarias para lidiar con sus pensamientos y sentimientos. A través del amor y la compasión de Cristo, podemos ayudarles a ver más allá del sufrimiento presente y a encontrar consuelo en la fe.
Uno de los versículos más poderosos que podemos compartir con aquellos que sufren es el siguiente:
«El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.» (Salmo 91:1-2, Reina-Valera 1960)
Este versículo transmite una verdad fundamental: cuando nos refugiamos en Dios, encontramos protección y esperanza. Él es nuestro refugio en tiempos de angustia. A través de la consejería, podemos ayudar a las personas a entender que, aunque el dolor sea real, siempre hay un lugar seguro donde encontrar paz: en la presencia de Dios.
Además, es esencial ayudar a aquellos que luchan con pensamientos suicidas a comprender que Dios valora profundamente sus vidas, que su sufrimiento no es desconocido para Él y que siempre hay una razón para seguir adelante, incluso cuando no se puede ver el propósito en ese momento. Esto no excluye que estemos atentos a sugerir soporte médico cuando la depresión es debida a causas eminentemente físicas.
«Porque tus ojos vieron mi embrión; y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.» (Salmo 139:16, Reina-Valera 1960)
Este versículo resalta la importancia de cada vida ante los ojos de Dios. Él conoce cada detalle de nuestra existencia, y nada de lo que experimentamos pasa desapercibido para Él. La consejería cristiana debe reafirmar este principio, recordando a las personas que tienen un propósito divino, y que su vida es preciosa ante los ojos de Dios.
Apoyo Pastoral y Comunidad Cristiana
El suicidio y la depresión son temas muy sensibles, pero la Iglesia debe estar preparada para ofrecer apoyo en estos momentos de crisis. Los pastores, consejeros y miembros de la iglesia deben estar dispuestos a escuchar y brindar ayuda práctica y emocional a aquellos que enfrentan estos desafíos. La comunidad cristiana debe ser un refugio de amor, comprensión y apoyo, donde nadie se sienta aislado en su dolor.
«Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.» (Gálatas 6:2, Reina-Valera 1960)
La comunidad cristiana tiene el mandato de ayudarnos mutuamente en los momentos difíciles. En tiempos de depresión y desesperación, debemos estar dispuestos a ser un apoyo tangible, orando, acompañando y recordando a los demás que no están solos.
Conclusión
La depresión de fin de año y los suicidios son realidades trágicas, especialmente cuando las personas sienten que el dolor y la desesperación son insoportables. Sin embargo, como cristianos, sabemos que hay esperanza en medio del sufrimiento. Dios está cerca de los quebrantados de corazón, y Su plan para nuestras vidas es uno de paz y restauración. A través de la consejería cristiana, podemos ayudar a las personas a encontrar consuelo en Cristo, a recordar su valor y propósito, y a obtener la paz que solo Él puede ofrecer.
Es vital que la iglesia sea un refugio para aquellos que luchan contra la depresión y los pensamientos suicidas, brindando apoyo espiritual, emocional y práctico. También podemos recomendar la consulta con médicos, psiquiatras y psicólogos cristianos en caso de que la depresión tenga como base una causa biológica.
¡La vida es valiosa, y siempre hay esperanza, incluso en los momentos más oscuros!
Por María del Pilar Salazar
Decana Académica
Univ. Logos
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