El Verdadero Cristiano Nunca Estará de Moda

El Verdadero Cristiano Nunca Estará de Moda

En la actualidad, vivimos en una sociedad que valora la apariencia y la superficialidad por encima de la autenticidad. Las redes sociales están llenas de imágenes estéticamente agradables que muestran estilos de vida que no siempre son reales. En este contexto, el verdadero cristiano se enfrenta al desafío de vivir de acuerdo con los valores del Reino de Dios, aunque estos valores pueden parecer anticuados o fuera de moda.

Aparentar vs. Ser

Vivimos en una época donde lo estético y lo aparente se valoran más que lo auténtico. La Biblia nos recuerda en 1 Samuel 16:7: «Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón» (RV1960). Mientras que el mundo se enfoca en lo externo, Dios valora el carácter y la integridad del corazón.

Las redes sociales nos bombardean constantemente con imágenes y mensajes que promueven valores superficiales. Sin embargo, debemos recordar que estos no son los valores que Dios nos llama a seguir. En Romanos 12:2 se nos exhorta: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (RV1960). Nuestra transformación debe ser interna, reflejando los valores del Reino de Dios.

Decidirse por Cristo

Ser un verdadero cristiano significa tomar una decisión firme de seguir a Cristo, independientemente de las tendencias y modas del mundo. Jesús nos advierte en Juan 15:18-19: «Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece» (RV1960). No podemos esperar ser aceptados o comprendidos por una sociedad que no comparte nuestros valores.

Esto no significa que debamos aislarnos del mundo. En lugar de eso, debemos estar actualizados y conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, pero siempre atentos a no permitir que las sutilezas del mundo nos desvíen de nuestra verdadera misión. En Mateo 5:14-16, Jesús nos llama a ser la luz del mundo: «Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (RV1960). Nuestra misión es reflejar la luz de Cristo en todo lo que hacemos.

Valores del Reino

Los valores del Reino de Dios a menudo contrastan con los valores del mundo. Mientras que el mundo puede valorar la riqueza, el poder y la fama, el Reino de Dios valora la humildad, el servicio y el amor. En Mateo 20:26-28, Jesús dice: «Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (RV1960).

Nuestros valores pueden parecer anticuados para el mundo, pero debemos recordar que somos embajadores del Reino de Dios. En 2 Corintios 5:20 se nos dice: «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (RV1960). Nuestro papel es representar los valores de Dios en un mundo que a menudo los rechaza.

El Llamado a la Autenticidad

El verdadero cristiano está llamado a vivir una vida de autenticidad, reflejando el carácter de Cristo en todas las áreas de su vida. Esto significa ser genuinos en nuestra fe, en nuestras relaciones y en nuestra vida diaria. En Efesios 4:22-24, Pablo nos exhorta a despojarnos del viejo hombre y revestirnos del nuevo: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (RV1960).

La autenticidad requiere valentía, especialmente en un mundo que valora la apariencia y la conformidad. Sin embargo, cuando vivimos de manera auténtica, reflejamos la verdad y el amor de Dios de una manera que puede impactar y transformar a quienes nos rodean.

Conclusión

El verdadero cristiano nunca estará de moda según los estándares del mundo, y eso está bien. Nuestra misión es más grande que seguir las tendencias pasajeras; estamos llamados a ser la sal y la luz del mundo, reflejando los valores eternos del Reino de Dios. Invitamos a cada uno de ustedes a tomar una decisión firme de seguir a Cristo con autenticidad, viviendo de acuerdo con sus enseñanzas y no conformándose a los valores superficiales de la sociedad.

Que podamos ser embajadores fieles del Reino de Dios, mostrando a través de nuestras vidas el amor, la humildad y el servicio que Jesús nos enseñó. Recordemos que aunque no siempre seremos comprendidos o aceptados por el mundo, estamos seguros en el amor y la gracia de nuestro Señor.

 

Por María del Pilar Salazar

Decana Académica 

Univ. Logos

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