La Esperanza en el Más Allá

La Esperanza en el Más Allá

La cúspide de la vida cristiana es la eternidad, nuestra confianza está puesta en que al final del camino disfrutaremos la eternidad junto a nuestro Amado Creador y Salvador. Si esto se pierde, no hay una razón digna por la cual seguir caminando en esta tierra, se pierde el propósito y todo pierde sentido. 

¿Hacia dónde Caminamos? 

Todos caminamos hacia una misma meta: salimos del polvo y volveremos al polvo. Durante toda la historia, el ser humano ha tenido dudas sobre su existencia y el significado de su vida en la inmensidad del universo. Esto ha hecho que muchas filosofías paganas surjan y gobiernen las mentes de culturas y generaciones completas. Para muchas personas el tener fe equivale a vivir de ilusiones, ven el evangelio como un cuento de hadas y a los cristianos como bichos raros o niños ignorantes que no logran ver la realidad. Muchos piensan que no hay importancia en cómo se viva en la tierra, el final será el mismo para todos, ya que las almas son inmortales. Los cristianos sabemos que sí, hay algo después de la muerte física y que nuestras almas necesitan la seguridad de salvación que solamente encontramos en Cristo…  

La resurrección de los muertos al final de todos los tiempos es la esperanza que nos ofrece la Palabra de Dios. Lo que sucede después de la muerte sigue siendo un misterio para todos los que estamos vivos; pero nuestra fe en la revelación de Dios es la que nos sostiene con una esperanza firme. La fe bíblica es mucho más que una religión. Las respuestas bíblicas tienen que ver con hechos; no son reflexiones de hombres, sino revelación de Dios. “La biblia no es, pues, el resultado de los descubrimientos que sobre Dios pudieran haber hecho algunas almas excepcionalmente piadosas y dotadas para el misticismo, sino el relato de un proceso de autorrevelación que Dios ha querido hacer llegar hasta nosotros para nuestra iluminación y nuestra salvación.” (Grau, 1977).

El Hombre Moderno Frente a la Muerte 

El hombre es la única criatura que sabe que va a morir, por esta razón su existencia cobra valor, ya que no puede evadir la realidad de que es pasajero en la tierra. Esto le ha llevado a elucubrar posibles explicaciones y por eso hay muchos sistemas filosóficos que ofrecen respuestas al tema de la muerte; pero ninguno de ellos tiene mayor valor que lo que dice la Palabra de Dios: 

El Existencialismo ha planteado el tema de la muerte como uno de los más importantes, al reconocer la presencia constante de la muerte en la existencia humana. La muerte no es solo la meta del viaje, sino que es nuestro perpetuo acompañante desde la cuna hasta la tumba. La vida aquí es morir un poco a cada instante… El Positivismo no termina de convencer, ya que afirma que la muerte no es un evento de la vida y que no es nada con respecto a nosotros. Cuando existimos nosotros, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existimos nosotros… Mientras que el Materialismo prohíbe hablar de la muerte, se cree que la muerte es un instrumento para llenar de miedo a las personas, y de esa forma manipularlas. 

El hombre es un ser que en su misma naturaleza está dotado de una superioridad sobre el resto de la creación; se vincula con Dios de tal manera, que es muy distinto de cualquier otro ser natural. Si la muerte pertenece a las realidades de la vida, hay que asumirla. Pero, el problema de la muerte no es la muerte como tal, sino la condición en la que muere la mayoría de los seres humanos, como culpables y condenados sin esperanza… En la perspectiva bíblica, el hecho de la muerte va profundamente ligado al hecho del pecado. La consecuencia del pecado es la muerte, de ahí su horror y su carácter antinatural.

La Muerte Como Frustración Suprema 

Esta relación del pecado con la muerte se ve confrontada con el ansia de inmortalidad que Dios mismo puso en el corazón del ser humano, cuando lo creó. Todo ser humano siente este afán por perpetuarse, sobrevivir hasta el final de la historia; pero se ve limitado por la consecuencia más grave del pecado: la muerte, la cual a todos nos pasa factura. Tenemos 2 opciones: buscar a nuestro creador o fingir que la muerte no es un problema para nosotros. 

La Muerte, Vencida por Cristo 

Dios pronunció su última palabra sobre la muerte cuando Cristo fue clavado en la cruz del Calvario, donde públicamente derrotó al pecado y su más grave consecuencia. Ahora, la muerte ya no tiene poder para infundir temor sobre millones de personas, las que se han refugiado en la obra redentora de Cristo. 

Esto significa que la situación trágica del hombre pecador puede, a pesar de todo, no ser desesperada. Es cierto que la muerte es el castigo de Dios por el pecado; pero al mismo tiempo, la vida es el obsequio de su gracia. La muerte física es el signo y el fruto del pecado. Es el símbolo del orden natural que rige al mundo de los pecadores; pero para Dios la realidad es otra, ya que Él es el dador de la vida, la plenitud está en Él y… Él nunca quiso la muerte. 

La Naturaleza de la Muerte 

La naturaleza de la muerte es la soledad, la soledad radical. La muerte separa y aísla; como el pecado, su progenitor, que produce la separación entre Dios y el hombre. Esta soledad produce una impotencia en el ser humano, ya que no puede escapar de las consecuencias de su pecado ni aún con la muerte, más bien al morir se encuentra con ellas. “Fuera de Dios todo es muerte, náusea y desesperación; tanto en esta existencia terrena como después de la destrucción o descomposición del cuerpo físico.” (Grau, 1977) Esta estrecha amistad entre el pecado y la muerte hizo necesario que Cristo viniese. Jesús peleó contra el dueño del imperio de la muerte, Satanás, y lo derrotó en su propio terreno: cuando murió en la cruz cargando el peso del pecado del mundo, y resucitó al tercer día, tal como lo había previsto. 

La Muerte Como Doble Respuesta de Dios 

La muerte no solamente es el castigo de Dios por el pecado, sino que, es la solución para el pecado. La muerte de Cristo tiene que ser nuestra muerte, si deseamos que su resurrección también sea nuestra.” (Durán, 15 de diciembre de 2023, pp.6-8)

La cúspide de la vida cristiana es la eternidad, nuestra confianza está puesta en que al final del camino disfrutaremos la eternidad junto a nuestro Amado Creador y Salvador. Si esto se pierde, no hay una razón digna por la cual seguir caminando en esta tierra, se pierde el propósito y todo pierde sentido. 

¿Hacia dónde Caminamos? 

Todos caminamos hacia una misma meta: salimos del polvo y volveremos al polvo. Durante toda la historia, el ser humano ha tenido dudas sobre su existencia y el significado de su vida en la inmensidad del universo. Esto ha hecho que muchas filosofías paganas surjan y gobiernen las mentes de culturas y generaciones completas. Para muchas personas el tener fe equivale a vivir de ilusiones, ven el evangelio como un cuento de hadas y a los cristianos como bichos raros o niños ignorantes que no logran ver la realidad. Muchos piensan que no hay importancia en cómo se viva en la tierra, el final será el mismo para todos, ya que las almas son inmortales. Los cristianos sabemos que sí, hay algo después de la muerte física y que nuestras almas necesitan la seguridad de salvación que solamente encontramos en Cristo…  

La resurrección de los muertos al final de todos los tiempos es la esperanza que nos ofrece la Palabra de Dios. Lo que sucede después de la muerte sigue siendo un misterio para todos los que estamos vivos; pero nuestra fe en la revelación de Dios es la que nos sostiene con una esperanza firme. La fe bíblica es mucho más que una religión. Las respuestas bíblicas tienen que ver con hechos; no son reflexiones de hombres, sino revelación de Dios. “La biblia no es, pues, el resultado de los descubrimientos que sobre Dios pudieran haber hecho algunas almas excepcionalmente piadosas y dotadas para el misticismo, sino el relato de un proceso de autorrevelación que Dios ha querido hacer llegar hasta nosotros para nuestra iluminación y nuestra salvación.” (Grau, 1977).

El Hombre Moderno Frente a la Muerte 

El hombre es la única criatura que sabe que va a morir, por esta razón su existencia cobra valor, ya que no puede evadir la realidad de que es pasajero en la tierra. Esto le ha llevado a elucubrar posibles explicaciones y por eso hay muchos sistemas filosóficos que ofrecen respuestas al tema de la muerte; pero ninguno de ellos tiene mayor valor que lo que dice la Palabra de Dios: 

El Existencialismo ha planteado el tema de la muerte como uno de los más importantes, al reconocer la presencia constante de la muerte en la existencia humana. La muerte no es solo la meta del viaje, sino que es nuestro perpetuo acompañante desde la cuna hasta la tumba. La vida aquí es morir un poco a cada instante… El Positivismo no termina de convencer, ya que afirma que la muerte no es un evento de la vida y que no es nada con respecto a nosotros. Cuando existimos nosotros, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existimos nosotros… Mientras que el Materialismo prohíbe hablar de la muerte, se cree que la muerte es un instrumento para llenar de miedo a las personas, y de esa forma manipularlas. 

El hombre es un ser que en su misma naturaleza está dotado de una superioridad sobre el resto de la creación; se vincula con Dios de tal manera, que es muy distinto de cualquier otro ser natural. Si la muerte pertenece a las realidades de la vida, hay que asumirla. Pero, el problema de la muerte no es la muerte como tal, sino la condición en la que muere la mayoría de los seres humanos, como culpables y condenados sin esperanza… En la perspectiva bíblica, el hecho de la muerte va profundamente ligado al hecho del pecado. La consecuencia del pecado es la muerte, de ahí su horror y su carácter antinatural.

La Muerte Como Frustración Suprema 

Esta relación del pecado con la muerte se ve confrontada con el ansia de inmortalidad que Dios mismo puso en el corazón del ser humano, cuando lo creó. Todo ser humano siente este afán por perpetuarse, sobrevivir hasta el final de la historia; pero se ve limitado por la consecuencia más grave del pecado: la muerte, la cual a todos nos pasa factura. Tenemos 2 opciones: buscar a nuestro creador o fingir que la muerte no es un problema para nosotros. 

La Muerte, Vencida por Cristo 

Dios pronunció su última palabra sobre la muerte cuando Cristo fue clavado en la cruz del Calvario, donde públicamente derrotó al pecado y su más grave consecuencia. Ahora, la muerte ya no tiene poder para infundir temor sobre millones de personas, las que se han refugiado en la obra redentora de Cristo. 

Esto significa que la situación trágica del hombre pecador puede, a pesar de todo, no ser desesperada. Es cierto que la muerte es el castigo de Dios por el pecado; pero al mismo tiempo, la vida es el obsequio de su gracia. La muerte física es el signo y el fruto del pecado. Es el símbolo del orden natural que rige al mundo de los pecadores; pero para Dios la realidad es otra, ya que Él es el dador de la vida, la plenitud está en Él y… Él nunca quiso la muerte. 

La Naturaleza de la Muerte 

La naturaleza de la muerte es la soledad, la soledad radical. La muerte separa y aísla; como el pecado, su progenitor, que produce la separación entre Dios y el hombre. Esta soledad produce una impotencia en el ser humano, ya que no puede escapar de las consecuencias de su pecado ni aún con la muerte, más bien al morir se encuentra con ellas. “Fuera de Dios todo es muerte, náusea y desesperación; tanto en esta existencia terrena como después de la destrucción o descomposición del cuerpo físico.” (Grau, 1977) Esta estrecha amistad entre el pecado y la muerte hizo necesario que Cristo viniese. Jesús peleó contra el dueño del imperio de la muerte, Satanás, y lo derrotó en su propio terreno: cuando murió en la cruz cargando el peso del pecado del mundo, y resucitó al tercer día, tal como lo había previsto. 

La Muerte Como Doble Respuesta de Dios 

La muerte no solamente es el castigo de Dios por el pecado, sino que, es la solución para el pecado. La muerte de Cristo tiene que ser nuestra muerte, si deseamos que su resurrección también sea nuestra.” (Durán, 15 de diciembre de 2023, pp.6-8)

 

Referencias Bibliográficas

  1. Apuntes del Profesor José Juan Sosa Morales.
  2. Duran, E. (15 de diciembre de 2023). Trabajo de Resumen Escrito del Curso IBLO No.30 -ISYS401 Escatología LA- Universidad Cristiana Logos -UCL-
  3. Grau, J. (1977). Escatología: Final de los Tiempos. Recuperado de: https://ucis.us/PDF/Escatologia-Final-de-Los-Tiempos-Jose-Grau.pdf
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